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Una bola sin dueño

  • El título australiano despejará dudas sobre cómo se desarrollará la temporada, una de las más inciertas

Djokovic, durante un entrenamiento.

Djokovic, durante un entrenamiento. / TRACEY NEARMY / efe

Con sus dos últimas leyendas de regreso tras sendas lesiones y con un nuevo número uno, el tenis está ante su temporada más incierta de los últimos tiempos. Y el Abierto de Australia que arranca mañana despejará alguna incógnita.

¿Están Roger Federer y Rafael Nadal en disposición de pelear por el primer Grand Slam de 2017? ¿Pondrá Andy Murray fin a su maldición australiana en su estreno en un grande como número uno? ¿Estirará Novak Djokovic su hegemonía en Melbourne?

El Big Four entrará este año definitivamente en la treintena -Murray y Djokovic tienen 29 años; Federer, 35; y Nadal, 30- y el abanico se va abriendo poco a poco, por lo que no sería extraño ver a jugadores como Milos Raonic, Dominic Thiem o Kei Nishikori en la final del 29 de enero.

El palmarés de los Grand Slam no miente y sólo Stanislas Wawrinka, Marin Cilic y Juan Martín del Potro interrumpieron esa hegemonía en los últimos 47 grandes.

Pero la realidad actual tampoco engaña. Nadal ganó el último de sus 14 Grand Slam en 2014 y ocupa actualmente el noveno puesto mundial, mientras que Federer, con la cuenta parada en 17 desde 2012, cayó hasta el décimo séptimo lugar del escalafón mundial. Ambos creen sin embargo que aún tienen mucho que decir en el circuito.

"Estoy feliz de estar aquí, significa que hicimos bien el trabajo", señaló Federer, cuatro veces campeón en Australia, ante su temporada número 20 en el circuito.

"Uno echa de menos los partidos, la sensación de ganar, de entrar al estadio y el hecho de ver a los demás tenistas", añadió el suizo, que debutará mañana ante el austriaco Jürgen Melzer su primer partido desde Wimbledon, cuando frenó por una lesión de rodilla.

Federer y Nadal, protagonistas de una de las rivalidades más impactantes de la historia del deporte, serán dos de las principales atracciones en Australia.

"El tenis los echó de menos. Los extrañamos porque son leyendas de nuestro deporte", señaló al respecto Djokovic quien, tras una segunda mitad de 2016 sin brillo que le costó el número uno, arrancó 2017 batiendo a Murray en Doha.

Djokovic es sin duda el rey de Australia. Jugó seis finales y ganó las seis. No hay ningún otro tenista con los mismos títulos.

Djokovic tendrá en Fernando Verdasco, ante el que salvó cinco match points antes de batirlo en las semifinales de Doha, a un hueso duro de roer en la primera ronda. "No es una primera ronda de pesadilla, pero sí un reto gigantesco", indicó el serbio. "Amo este deporte, amo competir y estoy aquí, como los otros 127 jugadores, para intentar ganar el título".

El sol del verano austral también le gusta a Murray, pese a que su trayectoria en el primer grande sea en cierto modo para olvidar. El flamante número uno perdió las cinco finales que jugó en Melbourne, pero aún confía: "No he podido superar el obstáculo final, pero estoy en posición de hacerlo, ¿por qué no?"

Si Murray disputará su primer Grand Slam como número uno, lo mismo le ocurrirá a Angelique Kerber, que en 2016 conquistó Australia y Estados Unidos para desbancar a Serena Williams de la cima. La alemana llega sin embargo a Melbourne con dudas después acumular dos derrotas por una victoria en sus dos primeros torneos de 2017.

Williams, número dos mundial, tampoco arrancó el año con buen pie -cayó en la segunda ronda de Auckland-, pero si por algo es conocida la estadounidense es por su hambre de Grand Slam. Ya suma 22, empatada con Steffi Graf y a dos de la marca de Margaret Court.

Se espera que jugadoras como la polaca Agnieszka Radwanska, la rumana Simona Halep o la misma Garbiñe Muguruza estén también en la lucha por el título final.

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