Hace dos semanas el Carpena hacía la ola después de que el Unicaja vapuleara al Caja Laboral. La alegría que inundó aquel día el Palacio se transformó ayer en bronca tras el final doloroso ante el CAI, después de que el equipo maño ganara por 20 puntos (68-88) y abriera una herida que quizá ya no se cierre este temporada. El play off es posible aún, pero cada día más complicado. Pero se ha vuelto a caer el Unicaja y ahora el margen de error es raquítico, casi inexistente. Ayer fue vapuleado por un equipo al que había que ganar sí o sí. Pero no, cayó una paliza estrepitosa de las que hace muchísimo daño. Esos 35 puntos encajados en el último cuarto son veneno para un equipo que se edifica en la parte de atrás. Y ya ocurrió en Tenerife.

Las bajas de Williams y Dragic, seguramente para lo que resta de temporada, ayudan a configurar un mapa de desequilibrio delante de cinco finales en las que se juega la temporada, si es que hay algo aún en juego en un equipo que ha encadenado varias derrotas justo cuando atravesaba el mejor momento de la temporada. Es como si hubiera desenchufado tras caer en Europa. Menuda decepción. Ha vuelto el Unicaja plano que se ha visto durante varios tramos de la temporada. Ya se ha comprobado hasta la saciedad que si este equipo no defiende es una vulgaridad. Y recibir 97 y 88 puntos justo cuando la campaña está en juego y se recibían 72 de media no habla bien de la madurez de un bloque que había aprendido a base de palos. En el bloque se incluye a Repesa, cuya dirección de partido ayer fue errática. Quizá le han descolocado la rotación las lesiones, pero en la plantilla debe haber recursos para aliviar las pérdidas.

El Unicaja empezó bien el partido, dominó hasta por seis puntos (18-12). Abós planteó un partido alineando de manera simultánea a Aguilar, Rudez y otro interior más. Muchos centímetros y un tres alto, un talón de Aquiles para el Unicaja, como ya se ha visto en anteriores partidos, véase el lituano Kuzminskas con el Zalgiris. El segundo cuarto fue infame del Unciaja, en un anticipo de lo que sería el final. Los cuartos pares se le atragantaron ayer al equipo de Repesa. El particla en los impares fue de 44-29 a favor. En los pares, 24-59 adverso. Quizá que el físico no acompañó o que las rotaciones después de un buen planteamiento no fueron correctas. En fin, que se descuadró el Unicaja, que tenía un boquete en la posición de base, en la que Van Rossom hizo mucho daño. Williams normalmente compensa en ataque, pero ya estaba fuera del partido, con esa rotura de un ligamento de la mano que hoy le hará pasar por el quirófano. Una baja sensible hasta el extremo para el equipo malagueño. Al descanso llovía en el Carpena (29-40), con pitos desde la grada.

Echó el resto el Unicaja en un muy buen tercer cuarto, en el que se consiguió incluso empatar (53-53), basándolo todo en la buena defensa y en la posibilidad de correr con más frecuencia y acierto. Pero no hubo continuidad en el esfuerzo y aquello se acabó desmoronando. Estuvo en el partido el equipo de Repesa hasta bien avanzado el último cuarto (63-65), pero llegó la desconexión definitiva que costó no sólo el partido, sino una paliza curiosa que, ahora sí, encendió negativamente al Carpena.

El Unicaja ha recaído y ya no hay margen de error. Y lo peor es que la sensación es aún más negativa que los números. Son tres años ya en los que los play off ni se pisan o se hace testimonialmente. Demasiado duro.

Ficha técnica:

68 - Unicaja (20+9+24+15): Panko (13), Vidal (2), Urtasun (9), Calloway (6), Luka Zoric (15) -cinco inicial-, Simon (7), Williams (3), Lima (-), Perovic (2) y Fran Vázquez (11).

88 - CAI Zaragoza (16+24+13+35): Roll (3), Van Rossom (19), Rudez (21), Fontet (2), Aguilar (8) -cinco inicial-, Jones (14), Stefansson (-), Llompart (6) y Norel (15).

Árbitros: Martín Bertrán, Francisco José Araña y Fernández Sánchez.

Incidencias: Partido disputado en el palacio de los deportes José María Martín Carpena de Málaga.