Gimnàstic | málaga · la crónica

Del corsé inicial a la locura final

  • Empate El Málaga logra un punto en un partido muy gris en el que nunca estuvo cómodo sobre el terreno de juego Defectos El equipo de Muñiz apenas tuvo presencia ofensiva ante un Nàstic que demostró el porqué de su clasificación

En el mundo del fútbol la lógica es una ciencia incapaz de ilustrar las variantes en las que se comprime un partido. Como botón, el encuentro de ayer. Cuando el partido agonizaba y el Málaga estaba a punto de sumar su undécima victoria del campeonato un rechace mal despejado por la defensa subía al marcador el empate final. Son las inercias del fútbol, ésas que tampoco explican que el Málaga se adelantara en el partido justo en el momento en el que la presión del Nàstic se hacía por momentos asfixiante. Sin embargo, nada hacía presagiar que un partido tan conceptual como el de ayer se transformara en la recta final en un auténtico correcalles.

En el fútbol también una vieja teoría dicta que para ganar siempre hay que exponer algo más que el contrario. En una categoría que se decide por ligerísimos detalles, el Málaga pecó ayer de exceso de autocontrol, tanto que en la segunda parte se vio superado por un Nàstic de Tarragona más ambicioso en la recta final del encuentro pero que mostró el porqué de su clasificación y las limitaciones de un proyecto configurado para volver a Primera.

Es cierto que este Málaga no es el mismo que el que llegó a encadenar siete victorias consecutivas y que se granjeó la admiración de todo el fútbol nacional. Al equipo le cuesta en exceso llevar el peso del partido y la pegada que evidenció en el primer tramo de la competición se ha transformado en estos últimos encuentros en ligerísimas acciones ofensivas que escoden el potencial del equipo.

En la primera mitad el Málaga pecó en exceso del juego directo. La sala de máquinas del equipo formada por Carpintero y Silva no lograba imprimir el ritmo que requería el encuentro a pesar de que el leonés estuvo ayer soberbio en la intendencia. Demasiada verticalidad que dejaba sin efecto la presión de los puntas en ataque. Enorme en la primera mitad el trabajo de Baha y Peragón en las labores de contención. El patrón del partido avanzaba sin grandes sobresaltos para un Málaga sólo bien plantado en la retaguardia. Especial mención para Weligton. El brasileño se ha convertido en este primer tercio de la competición en el verdadero líder de la defensa. Su excelente colocación y su visión del juego le convierten en una pieza clave en el esquema del asturiano (lástima su rechace en el disparo de Óscar Arpón).

Sólo la lesión de Peragón alteraba el esquema de un partido que llegaba al descanso con la sensación de que los dos daban por bueno el resultado hasta que Javi López, con los cambios de Calle, Óscar Arpón y Jandro, ponía sobre el césped del Nou Estadi todos sus recursos para vencer al líder. Era una clara apuesta de intenciones que dejó al Málaga en la segunda parte sin el control del balón y víctima de la presión del Nàstic, que, paradójicamente, lanzaría por primera vez entre los tres palos en el minuto 62 del encuentro.

El partido se movía en una única dirección hasta que Salva, con un remate de cabeza espectacular, adelantaba al Málaga. Quedaban 14 minutos para el final del partido y el equipo de Muñiz dejaba muy tocado a un equipo muy presionado por su afición. Sin embargo, cuando algunos aficionados ya abandonaban el Nou Estadi, un mal rechace de la defensa y un error de la retaguardia blanquiazul tras un disparo de Óscar Arpón ponían en el marcador el empate.

El partido había dado un vuelco radical y del corsé que tanto ahogaba a ambos equipos en los primeros minutos dio paso a un correcalles que al final pudo haber ganado cualquiera de los dos. Del punto logrado ayer en Tarragona se pueden hacer múltiples lecturas, pero lo cierto es que al final el resultado justificaba los méritos que habían realizado tanto el Málaga como el Nástic en un mal encuentro que nadie recordará esta temporada.

Dos empates y una derrota es el bagaje que suma el Málaga en estos últimos tres partidos ante la Real Sociedad, el Celta y el Nàstic. No deben existir motivos para la preocupación porque la frontera con el ascenso todavía se encuentra a seis puntos, pero el ambiente en Málaga ya está un poco enrarecido y eso sí que es alarmante.

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