atletismo lXXI Media Maratón de Málaga

Los dueños de la calle

  • En torno a una media maratón hay miles de historias, desde los que tardan poco más de una hora hasta los que tardan casi tres; el agua es el maná más deseado, repartido por voluntarios por el camino

En los más de 3.500 participantes hay más de 3.500 historias. Los que compiten de manera profesional, los que con más de 70 años afrontan su enésima media maratón y siguen corriendo "porque me da la vida", los que debutan en la distancia a distintas edades, los que se inician aún estando en edad junior. Todos tienen un nexo de unión. Desde el primero, que completó los 21.097 metros en una hora y cuatro minutos hasta el que lo hizo en casi tres horas. Son los dueños de la calle durante un tiempo.

El comentario generalizado al acabar la prueba era que el viento que daba de cara en el tramo final había endurecido la prueba sobremanera, que había dado el descabello después de que el sol ya hiciera mella a medida que avanzaba la hora y pasaban los kilómetros. Álvaro, por ejemplo, había corrido en la maratón del pasado mes de diciembre y decía que las condiciones ayer fueron mucho más duras. Están los voluntarios, que reparten agua cada pocos kilómetros. Es el maná. Algunos se mojan los labios, otros pegan un trago, los más se refrescan la cabeza y el cuerpo. Y otros prestan su ayuda altruista, como Gabriel, que reparte naranjas troceadas entre los conocidos a los que encuentra por el camino. Son las mil historias que concurren en una media maratón.

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