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Por encima de las bajas

  • El Pamesa se sobrepone a varias ausencias de larga duración con éxito · Por Williams y Douglas pasa el juego 'taronja'

No ha tenido mucha suerte el Pamesa con las lesiones. Muy poca, más bien. Tiene a Avdalovic fuera seguramente hasta la próxima temporada, Garcés estuvo dos meses fuera y no ha vuelto a ser el mismo -"tiene un problema psicológico", decía Katsikaris en la previa del partido-, House regresa ahora tras una fractura en un dedo y Zeljko Rebraca se retiró una vez que varios problemas de salud se lo aconsejaran. Pese a que parte de la columna vertebral se ha resquebrajado, el club presidido por Juan Roig camina firmemente en la ULEB Cup, una de las vías abiertas para regresar a la Euroliga, el objetivo confeso, y en la ACB está con solidez en el play off, aunque aspira a algo más.

La pareja formada por Shammond Williams (anhelo veraniego de Scariolo que no vino a Málaga, entre otras razones, porque su representante exigía colocar a Rebraca en el mismo paquete) y Rubén Douglas, base y escolta, absorbe gran parte del juego. Combinan 30,4 puntos (con casi 20 tiros de campo) entre los dos por partido, casi el 40 por ciento de la anotación de todo el equipo. La defensa, la segunda mejor de la ACB (72,1 puntos recibidos por encuentro), es el punto de partida de Fotis Katsikaris, que curiosamente tuvo a Davor Kus a sus órdenes en el AEK Atenas. En el sentido negativo, es el equipo con peor porcentaje de tiros libres (70,1%). En el positivo, el segundo que más asistencias reparte (15,5).

Oliver, que tiene unos promedios excelentes cuando se enfrenta al Unicaja desde su época en Manresa, complementa al genialoide Williams en la dirección. Urtasun, Timinskas y House completan el perímetro valenciano. El jovencísimo Víctor Claver, la joya de la corona, alterna las posiciones de tres o cuatro. Y el juego interior, sin ninguna figura descollante después de que la marcha de Rebraca les hiciera perder poderío, aporta solidez. Milojevic y Miralles juegan algo más en el exterior y Garcés y el gigantesco Barac (2,17 metros) son más interiores. Un bloque equilibrado que tiene mucho peligro.

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