Valencia básket · la crónica

No le gana a nadie (58-68)

  • El Unicaja comienza dominando, pero acaba engullido preso de su ansiedad. De Colo emergió para gobernar el partido ante un perímetro cajista improductivo y totalmente superado.

El Unicaja sigue pegando trompicones montaña abajo, sin que una piedra, siquiera una rama, sirva para amortiguar una caída que cada vez se adivina más estruendosa. Se intenta ver con buenos ojos cualquier reacción o cambio de actitud, pero lo cierto es que las derrotas se apilan y llegan ya al cuello, quizá al límite de lo resistible. 10 en los últimos 11 partidos, una barbaridad, números de equipo de abajo, de mediocres. Porque el Unicaja no le gana a nadie en los dos últimos meses, desde que derrotara al Bilbao el 3 de enero. Desde entonces, sólo a Murcia y Valladolid, antepenúltimo y último de la Liga Endesa.

Tampoco al Valencia Básket, que jugó con la falta de confianza y acierto del Unicaja para desequilibrar el partido en los minutos finales (58-68). Fue Nando de Colo, el exquisito y frío francés, el que terminó de descoser las precarias costuras del Unicaja, al que ni un inicio dominador (llegó a mandar 27-14 mediado el segundo cuarto) le confirió la calma necesaria para gobernar el partido con cordura. De Colo, irregular por naturaleza, ejemplifica una de las cosas importantes que le falta al Unicaja, un jugador desequilibrante desde el exterior. Un triple y un dos más uno cuando el partido estaba empatado a 56. Y adiós.

Un jugador de referencia, el que pudo ser Fitch el año pasado, ahora un lastre que puede ahogar a quienes fiaron mucho a él. Porque no hay frescura ni desborde por fuera, ni creatividad. La que existía a comienzos de temporada, no se sabe ya si por una cuestión exclusivamente física. Es sintomático que Zoric, Garbajosa y Freeland sumaran 40 de los 58 puntos del Unicaja. Los dos últimos no se habían entrenado desde el miércoles. Garbajosa con una tendinitis en las rodillas, aunque se acabara rompiendo de un gemelo. Y Freeland con una fuerte gripe que le tenía el sábado en el hospital. Allí donde estaba también Abrines, con una alarma de apendicitis finalmente no concretada. Jugó 20 minutos.

O sea, que tres tipos con severos problemas físicos fueron de lo mejor del equipo. Abrines es la solución que encuentra Mateo a la habitual carnicería del perímetro rival. Ayer le hizo un marcaje irreprochable a Rafa Martínez y capturó cinco rebotes. Le falta el descaro ofensivo que sí tiene cuando juega en el Clínicas.

El Unicaja mandaba ante un Valencia negado ante el aro (17-6, tras un parcial de 15-1). Zoric, entonado al principio, le dio el relevo a Freeland, que salió como un búfalo para sumar 11 puntos casi consecutivos. Sucede que tres errores infantiles, culminados con una falta de Peric de saque de fondo por tardar cinco segundos, permitieron enjugar la diferencia. Mención especial para Vitor Faverani, que ya en la ida en Valencia dejó constancia de su motivación al medirse al Unicaja. Él fue quien enganchó al Valencia, que ya dominaba al poco de la reanudación (de 31-25 a 33-35).

El partido estaba ahí en el alambre, aunque ya se mascaba la tensión. Pitos para Fitch, por ejemplo, en el tercer cuarto. Tras romperse Garbajosa, Freeland y Rowland (¡metió un triple!) dieron una ventaja al Unicaja, la última (56-53). Pero ahí se entregó el Unicaja. El entrañable Flo Pietrus (inevitable no acordarse de otros tiempos cuando se emparejaba con Garbajosa) sumó varios tiros libres y le hizo una defensa de anticipación a Freeland que acabó anulando al inglés. Y emergió De Colo, con la frialdad de un sicario, para sentenciar el partido y enervar a un Carpena que ayer le bajó el pulgar al equipo. No hay manera de cambiar una tendencia que dura demasiado tiempo y que no tiene visos de mejora. El crédito acumulado hasta diciembre se va diluyendo. Moneda a moneda.

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