Con la plantilla casi a punto y sin Licencia A, el Unicaja llegaba al sorteo de la próxima Euroliga con su nombre en el bombo tres. Eso aseguraba la presencia de dos grandes rivales en la primera fase. La bolita malagueña tardó en salir, y el grupo D acogió a los cajistas junto a CSKA y Maccabi. Dos de los campeones de la última década, grandes aspirantes a participar en una nueva Final Four. Ambos clubes son potencias económicas y deportivas que medirán la capacidad competitiva en Europa del tercer proyecto de Joan Plaza en Málaga.

A partir de ahí, la fortuna no ayudó demasiado. Se conformó un grupo asequible pero duro. Los campeones de Italia y Alemania aumentaron el caché. Dinamo de Sassari y Brose Basket sorprendieron en sus respectivas ligas, aunque teóricamente deberían estar un peldaño por debajo del Unicaja. El sexto elemento fue el Darussafaka Dogus Istanbul, un club turco con un importante potencial económico que ha irrumpido en el panorama continental hasta lograr su primera participación en la Euroliga. Un grupo que, sin duda, servirá como interesante vara de medir para el remozado plantel cajista, que pondrá sus miras un poco más altas que la temporada pasada. Sobre todo en una competición que dejó tan mal sabor de boca la pasada campaña y en la que Plaza pondrá especial empeño este curso.

A priori, la tercera plaza del grupo D parece destinada al cuadro malagueño. Pero las predicciones acaban quedando en nada en cuanto el balón empieza a botar en el parqué. El Carpena volverá a recibir la visita de dos ilustres europeos y será capital para mantener a ralla a los tres rivales que intentarán derrocar al Unicaja y privarle de un nuevo pase al Top 16.

En ese sentido, no faltará espectáculo para la afición cajista, que podrá disfrutar de un grupo competido que exigirá al plantel verde sacar su mejor versión a principios de temporada. El 15 o el 16 de octubre arrancará la Euroliga en casa ante el Brose. Que empiece la cuenta atrás.