El nombre del Estadio Centenario hace honor al gran clásico del Río de la Plata entre Uruguay y Argentina, una historia viva desde la auténtica guerra de la final mundialista de 1930 (4-2 para la celeste) hasta el hermanado empate de 2001 camino de Corea/Japón 2002. Mañana se juegan en Montevideo quién estará en el Mundial de Suráfrica 2010. Un empate le alcanzaría a los albicelestes, pero la amenaza de Ecuador en la distancia los obliga a buscar la victoria.

Los charrúas ganaron a Argentina la final de los Juegos Olímpicos de 1928 en Amsterdam, lo que les ayudó a conseguir dos años después la organización de la primera Copa del Mundo. Fue en la final de ese Mundial donde empezó a escribirse la historia de una relación dividida entre la rivalidad y la hermandad. El árbitro decidió utilizar un balón de los argentinos y otro de los anfitriones, uno en cada tiempo, para que no hubiera reclamos.

El partido de mañana tiene visos de convertirse en algo parecido a aquello que sucedió hace casi 80 años, lejos de la balsa de aceite que simuló el Centenario en noviembre de 2001, cuando una Argentina clasificada apenas peleó el 1-1 que permitió al vecino ir a una repesca con Australia que luego ganó.