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Los lazos de Espinho y Duda

  • El nuevo futbolista del Málaga se crió a 25 kilómetros de Oporto, donde nació el capitán, y se ofrece como lanzador de faltas y córners, suerte en la que el zurdo es especialista

De Portugal proceden algunos buenos lanzadores que ha tenido el Málaga los últimos años. Eliseu, Antunes y, especialmente, Duda son futbolistas con acreditada capacidad para golpear las faltas, los córners y los penaltis. Ricardo Horta también se maneja en esta suerte, aunque la pasada campaña apenas pudo aportar destellos intermitentes. De Portugal también llega el último eslabón de esta cadena: Fabio Espinho. El centrocampista ofensivo era el encargado de cobrar los lanzamientos a balón parado en el Ludogorets búlgaro y se ofrece para seguir haciéndolo en el Málaga. Competencia diestra para Duda. Espinho dice que aún no se ha picado con la legendaria zurda blanquiazul. "No, no [risas]. No hemos hablado de eso. ¡Hemos empezado hace 15 días! Tendremos tiempo [risas]. Me gusta tirar las faltas, los saques de esquina, eso es verdad. Estoy acostumbrado pero decide el míster, no yo [más risas]. Tendremos tiempo", afirma.

Se presenta Espinho tras el entrenamiento de ayer y pregunta por los horarios en España. "En Portugal se come a las 13:00", dice. Tiene relativa prisa pero atiende amablemente y queda con varios aficionados que esperan en la puerta del Ciudad de Málaga. Se hace las fotos y se sienta en un banco del aparcamiento. Saluda a Camacho, que sale con su vehículo. Dice que se expresa en "portuñol", pero habla español más que bien gracias a su amistad con el gallego Dani Ábalo, con el que coincidió en Bulgaria. "Le pega genial a la pelota. Es el que nos hacía jugar y pegaba todas las pelotas paradas", afirma Ábalo. "No me gusta hablar mucho de mí, pero soy un jugador al que le gusta tener el balón, hacer jugar al equipo. Y, como he dicho antes, me gusta cobrar las faltas y los saques de esquina", insiste. Duda, con 12 goles de falta directa, es el segundo jugador histórico en esta estadística en Primera.

Además de nacionalidad y calidad de golpeo, Duda y Espinho casi comparten ciudad. El primero nació en Oporto, el segundo en la localidad de mismo nombre. Poco más de 25 kilómetros entre ambas. El malaguista lleva el nombre de su tierra "porque en la cantera éramos tres Fabio y el entrenador me llamaba Espinho para diferenciarme". Duda nunca llegó a jugar en el Oporto y Espinho se pasó 14 años en sus categorías inferiores. "Hasta los 21", rememora. Nunca debutó oficialmente con los dragões. "Yo jugaba en la calle. Un ojeador del Oporto conocía a mi padre y le preguntó si quería ir a hacer un entrenamiento en el Oporto y todo empezó así. Con el primer equipo sólo hice entrenamientos. Coincidí con Anderson, Diego Ribas, Raúl Meireles, Bruno Alves... Grandes jugadores", señala.

Como jugador del Oporto también llegó a coincidir, en este caso como adversario, con Cristiano Ronaldo. "Él pertenecía al Sporting de Lisboa. Nos enfrentamos varias veces. Ya entonces marcaba la diferencia. Luego nos medimos en Champions", apunta Espinho, que con el Ludogorets se enfrentó al Madrid en la pasada edición de la competición continental por excelencia. En el Madrid, curiosamente, jugó su ídolo, Zidane. "Ojalá me pareciese en algo", asegura entre risas. Siempre llevó el 10 o el 8, "pero lo hablaré con los compañeros".

Espinho es un pequeño municipio costero, eminentemente turístico, a una hora de Galicia, y sede de campeonatos de voley y fútbol playa. Precisamente el Mundial de esta última modalidad se está disputando en el pueblo que da nombre al fichaje malaguista. "No lo estoy viendo, pero sé que hay Mundial. Cuando voy me gusta ir a la playa con mi familia y también jugar en la arena", reconoce Espinho, que se reencuentra con el mar en Málaga: "Mi ciudad es más pequeña pero estamos encantados mi familia y yo. El clima es maravilloso".

En el Leixoes coincidió con Vitorino Antunes. El lateral zurdo le dio informes positivos. "Hablé mucho con él. Tenía muy buena información de cómo era el club, la estructura, los compañeros y la ciudad", apunta Espinho, que negociaba su renovación con el Ludogorets hasta que irrumpió el Málaga: "Una llamada de Mario [Husillos, director deportivo] hizo la diferencia. Cuando tuve conocimiento del interés del Málaga quedé encantado y quise venir".

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