Esta historia se ha convertido en rutina. Llega una derrota dolorosa, otra, en la Euroliga y a la vuelta de la esquina vuelve a aparecer la defensa del liderato como opción para redimirse. No es algo que agrade a Joan Plaza, que pese a seguir enarbolando la esperanza del milagro continental sabe que no es la mejor forma de preparar estos partidos. A la desazón acumulada se unen esos golpes y molestias que no dejan encarar bien los encuentros. Y en escenarios que a priori son más amables ve la reducción de un porcentaje importante de superioridad ante el rival de turno. Un día de estos puede costar caro; el Unicaja espera sortear esa amenaza también esta mañana.

El matiz diferente del choque en Gipuzkoa está en el doble o nada que se puede producir. De perder, el Real Madrid seguiría al acecho para igualarle en la primera plaza; sin embargo, el conjunto de Pablo Laso afronta un choque especialmente duro en Valencia (18:00), por lo que un triunfo propio sumado a uno taronja podría devolver las dos victorias de diferencia en la cabeza de la clasificación.

Joan Plaza no quiere cuentos de lechera, quiere que su equipo demuestre el hambre que faltó en el segundo tiempo de Vitoria para seguir soñando con el Top 8. La costumbre de ganar después de jugar en viernes, la mayoría de ocasiones con derrota, ha quedado probada. Así que tantas dudas despiertan los tropiezos europeos como confianza ofrece la solidez demostrada por ahora en la competición nacional.

Los focos en el San Sebastián Arena volverán a tener momentos fijos hacia algunos jugadores. Como Jayson Granger, muy afectado por la pérdida en la bola que podía haber metido al Unicaja de lleno en el partido en el último minuto del Buesa Arena. Su raza competitiva está fuera de toda duda, y es en contextos de presión en los que más se puede esperar de él. Su ánimo de revancha le da unidades de vigor para el choque de hoy. Tampoco fue una gran noche de Toolson. Habitualmente, sus malos partidos suelen conllevar fallos de tiros en algún momento concreto, o jugándose canastas finales de responsabilidad. Pero ante el Laboral Kutxa directamente no estuvo. No es normal que finalice un partido sin canastas en juego (0/2 en tiros de dos y 0/3 en triples). Se echaron en falta para romper las buenas rachas vitorianas y serán necesarias esta mañana para evitar sobresaltos ante un adversario que suele vender muy caras sus victorias, especialmente cuando se desempeña en casa.

Quizá el motivo para la esperanza lo encarnen jugadores que en las últimas semanas están dando un paso al frente. Es el caso de Vasileiadis y Stefansson. El griego ya anda más fino últimamente y su responsabilidad a la hora de lanzar es vital. Ha conseguido optimizar muchísimo sus números en los minutos que está en cancha, aunque las rotaciones del técnico cajista continúan sin ofrecerle demasiado protagonismo. En cuanto al islandés, más activo en el juego de ataque del Unicaja en el último mes, está reactivando la pizarra de Plaza en las acciones ofensivas. Aunque es bienvenido cualquiera que imante un triunfo que permitiría ir con la moral recargada para afrontar la Copa del Rey.