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Un poco de lógica

  • Triunfo El Unicaja rompe una secuencia de tres derrotas y pasa por encima de un pobre Lagun Aro Mejoría Aplicados en defensa y más certeros en ataque, los de Aíto hacen votos por su recuperación

Es complicado hablar de lógica con este Unicaja, pero a veces aparece la razón por el Carpena. Lo normal ante el Lagun Aro es una victoria sin demasiadas complicaciones. Sea por 10 o 15 puntos. O por 25 (97-72), como en la sesión vespertina de ayer. Obviamente, esto es deporte y no matemáticas, de ahí su encanto. Pero el equipo de Aíto esta vez no desafió a la lógica y se comportó con profesionalidad para sacar adelante un partido que pintaba complicado por el clima externo e interno.

La endeblez del Lagun Aro, en caída libre, hizo el resto. El papel de técnico y jugadores quedan un tanto en entredicho. No son tan malos como demostraron el miércoles pasado. Con concentración e intensidad no se hubiera caído en el despropósito ante el Prokom. Aquel era un partido básico y casi se manda a la basura la Euroliga, la competición que ofrecía menores dificultades para hacer algo importante. No lo era menos el de ayer, porque hay que colocarse en el play off. Pero quizá no se fue consciente de la realidad y la mentalización no fue la adecuada. Ayer sí. Y la consecuencia fue evidente, una victoria cómoda.

El clima no era muy propicio para el equipo, algo previsible tras el partido lamentable del miércoles. Menos gente de la habitual en partidos de fin de semana. 7.900 espectadores, según datos del club. La presentación reservó pancartas exigiendo dimisiones y pitos para algunos de los protagonistas. Había una tensión indisimulable en el ambiente. Amnistió la afición a algunos jugadores y silbó a otros.

Y el Unicaja salió a la pista con otra actitud diferente a la del día de marras. 7-0 de salida, por 0-8 ante los polacos. Rápido igualó el Lagun Aro (14-14), inmerso también en problemas muy serios que muy probablemente desemboquen en la destitución de Pablo Laso como entrenador. Siete derrotas consecutivas así lo hacen prever. Fue el rival más propicio al que podía oponerse este mentalmente endeble Unicaja, que funciona por códigos que ni los propios protagonistas consiguen adivinar.

Porque el segundo arreón del equipo de Aíto ya no lo resistió el conjunto donostiarra, frágil y con evidentes limitaciones. No se parece al equipo que peleó por la Copa hasta el último instante, ha perdido la confianza que le hizo enmascarar defectos y ahora quedan al descubierto. Y el Unicaja, que exhibió una agresividad que no evidenció ante el Prokom, con más delito si cabe por la permisividad reinante en la Euroliga, firmó un parcial de 13-0 determinante para la suerte del duelo (37-23). Dixon enhebró seis puntos consecutivos. Tras su deslumbrante aterrizaje ha topado con distintas realidades, no todas agradables. No siempre será el jugador mágico del día del Manresa, pero en la reconstrucción llevada a cabo a mitad de temporada es un jugador capital para la suerte del equipo.

La diferencia se fue incrementando progresivamente. Un detalle demoledor. Printezis anotó la primera canasta del segundo tiempo. En ese minuto 21, el equipo ya había alcanzado los 50 puntos. Necesitó el doble de tiempo para alcanzar esa misma cifra el pasado miércoles. Carlos Jiménez fue el primero en encender el motor y acelerar. Poco a poco se fueron subiendo al coche varios jugadores. Hasta cinco acabaron con un mínimo de 12 punto, seis por encima de la misma cifra en la valoración. Es síntoma, ya esbozado otras veces, de que este bloque necesita una respuesta coral, que varios jugadores estén en un nivel alto de prestaciones para ser solventes. Cook volvió a alcanzar altas cotas de asistencias (nueve), Dowdell intentó ser protagonista en ataque, pero no tuvo un gran día en el tiro (3/11 en tiros de campo), sólo anotó en el radio de tiro de cuatro o cinco metros, tras superar al rival y tras bote. Freeland recordó que tiene un talento superlativo para hacer puntos, tanto como margen para progresar en defensa. Archibald ofreció otro partido sólido, igual que Printezis.

Hubo tiempo, incluso, para Guillem Rubio, postergado en la rotación. El público le recibió con una ovación atronadora, sujeta a distintas interpretaciones. Llegó a navegar con 30 puntos de renta el Unicaja, reducidos al final a 25 (97-72). Un poco de tregua en la tormenta, aunque los nubarrones no se han marchado.

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