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La marea se amansó

  • Los aficionados malagueños triplicaban a los sevillanos en las gradas, pero acabaron con la cabeza agachada al constatar que su equipo había sucumbido y perdido la hegemonía con el rival andaluz

La Málaga baloncestera esperaba con ansiedad el partido de ayer desde hacía tiempo. Pero se llevó un chasco bastante importante. Había menos aficionados malagueños que de costumbre en una cita copera, pero muchas ganas. Se palpaba entre los aficionados, no había muchos novatos, en una encuesta rápido en la grada, ganaban por abrumadora mayoría a los que se estrenaban en esta edición. En Bilbao'10 y Madrid'11, las anteriores ediciones, se registraron brotes aislados, pero de nuevo brilló el verde, esta vez en exclusividad ante la ausencia del Joventut, el otro equipo con verde predominante habitual en estas citas. Entre los aficionados del Unicaja se veían camisetas del equipo de Badalona, cuna del baloncesto y a 11 kilómetros de distancia.

El chasco fue importante. Los malagueños podrían triplicar perfectamente a los sevillanos, se hacían notar más, unos 500 contra 150. Había también pique de aficiones, obviamente, pero nada más allá del "sevillano (o malagueño) el que no bote", nada de insultos. Ya desde el jueves se veía en Barcelona a numerosos aficionados malagueños, algunos de ellos por sitios de solera, como el Quimet i Quimet, rincón escogido del Poble Sec, barrio cercano a Montjuic, cuna del gran Joan Manuel Serrat. Tristemente, el turismo y la gastronomía, más los partidos que quedan, se convierten en el único aliciente. El Unicaja está fuera antes de lo que se esperaba.

Pero se fueron apagando a medida que avanzaba el partido. Era doloroso comprobar cómo el partido se escapaba irremisiblemente. "Málaga, échale huevos", se escuchó cuando el Unicaja soñaba con ese imposible en que se convertía la remontada. Y se entregó la corona andaluza al Banca Cívica.

Lo cierto es que el equipo se había congraciado con el Carpena con su gran inicio de temporada, pero nueve derrotas en los 11 últimos partidos comienzan a ser cifras preocupantes. Para cualquier equipo, más para uno del prestigio del Unicaja, que sigue siendo el cuarto clasificado. Habrá que ver cómo es la respuesta del público el próximo domingo 26 ante el Valencia.

La marea se fue amansando con el paso de los minutos al constatar que su equipo no está en su mejor momento. El estado de optimismo con el que el Unicaja cerró 2011 es historia y toca reconstruir cuando quedan tres meses de temporada. Aún se alberga una opción en la Euroliga y el play off está ahí. Todos deben de poner de su parte para que la marea tome fuerza.

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