Villarreal-Málaga

El mariscal siempre está (1-1)

  • Weligton rescata un punto en el minuto 93 que supone un soplo de aire para un equipo que parecía mortecino. La lesión de Samu quitó mordiente.

Weligton rescató un punto, quién sabe si una vida. Con el tiempo cumplido, Pedro Morales botó un córner y el mariscal le ganó la posición a otro central, Gabriel, para cruzar de cabeza lejos del alcance de Asenjo. La historia reciente del Málaga se escribe con W, la de Willy, que salvó tres minutos antes la puntilla ante Gio, y la de Weli, aquel casi treintañero algo destartalado que llegó de Suiza despertando sospechas antes de convertirse en un central de época, el 3 para la posteridad. La paradoja es que aún está lejos su mejor versión atrás, quizá el gol sea una señal. Si es un destello, un espejismo o un cambio de rumbo para el equipo el futuro lo dirá. En el fútbol hay casualidades, pero que el capitán salve un punto en el descuento igual entronca con razones de memoria, compromiso y fe.

Willy subió a rematar el córner postrero. Hubiera tenido su miga que fuera él quien hubiera batido a Asenjo, cuya lesión de rodilla cuando estaba cedido en Málaga habilitó el fichaje de Caballero. Guiños, casualidades. Pero fue Weligton quien empató y ganó tiempo para un proyecto que, no hay que engañarse por esa luminosidad del empate en el descuento, no termina de arrancar en el césped.

Sería feroz criticar una igualada en el campo del cuarto clasificado, recién ascendido, sensación de la competición. Pero al Málaga le cuesta horrores crear peligro, tiene un déficit de talento importante, se supone que subsanable en el mercado invernal. En cierta forma se le da la razón a Schuster y su "esto es lo que hay", por más responsabilidad que tenga. Camacho mejora a Tissone, pero no crea como se necesita. Salió el Málaga con 15 minutos como no se recordaban, de intensidad, presión arriba y llegadas, que no remates, al área rival. 15 minutos con Eliseu al galope. Jaume Costa le hizo un penalti clamoroso en el minuto 2, precedido de un fuera de juego. González González miró a otro lado. Samu, Darder y Juanmi, todos nacidos en los 90, se combinaban con bastante criterio y peligro y azuzaban la meta de Asenjo sin acertar en el último pase. El entendimiento Juanmi-Samu pinta a sociedad ilimitada.

Pero se lesionó Samu en un golpe en un esfuerzo defensivo y fue como si desconectaran un cable y se colapsara todo el sistema. El malagueño había llegado para quedarse, una lástima. El bajón se notó más porque Fabrice entró y fue casi como jugar con 10. En su descargo, entró frío. Pero no se calentó en 70 minutos. No se detecta progresión técnica ni física en el camerunés desde que aterrizó en el primer equipo. Es el mismo jugador. Al vérsele más, hay menos indulgencia y se observan sus defectos.

En ese parón para el cambio de Samu, atendido dos veces, el Villarreal se activó. Cani vive una segunda juventud al estilo de la de Joaquín (ambos nacieron en 1981) y todo el peligro pasa por sus pies. En Bruno descansa el engranaje de Marcelino, hace de bisagra, da sentido y se descuelga. En la media hora marcó, después de que Willy realizara un paradón a Uche. Le asistió Cani y él remató. Entre Gámez y Fabrice erraron en la salida del balón. En honor a la verdad, el Málaga, salvo en ese cortocircuito tras la salida de Samu, tampoco es que fuera avasallado por el equipo amarillo. Quizá era el plan de Schuster con el trivote Tissone-Camacho-Darder, con el mallorquín más descolgado. Pero la caída de rendimiento entre el primer cuarto de hora y lo que vino después fue tan flagrante como preocupante. Se exhibió la mediocridad, la nula creatividad. Apenas Darder daba algo de sentido.

El Villarreal se acomodó y al Málaga tampoco parecía descontentarle dejar pasar los minutos sin perder el partido. La segunda parte, para el espectador neutral, fue una invitación a cambiar de canal o salir a la calle. Imprecisiones, errores impropios en controles y pase... La entrada de Morales y Bobley no mejoraron al Málaga sustancialmente. El marfileño se ganó una tarjeta al sacar una falta denunciable. Su talento tendrá, pero en Málaga no lo ha demostrado. Eliseu, que está y corre y de vez en cuando se le encienden las musas, se fabricó, tras buena combinación colectiva, un disparo dañino y abajo que Asenjo despejó como pudo. Morales llegó el primero y tiró, esquinado cuando Darder y Juanmi estaban prestos, solos y sin defensas bajo portería, para el pase de la muerte. Eso fue en el minuto 67.

De ahí al final, el Villarreal no se veía en peligro y sesteó. Gio reparecía y añadió mordiente, pero Willy le sacó a bocajarro un cabezazo en plancha. El partido agonizaba, una falta lateral derivó un corner que seguramente era saque de puerta. Esas casualidades. Subió hasta Willy, lo sacó Morales y Weligton remató con la cabeza y con el corazón. Para rescatar un punto. Quién sabe si algo más.

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