Todas las miradas están centradas en su figura, pero él se muestra tranquilo. Apoño, cuya recuperación se aguarda como agua de mayo por La Rosaleda, es enigmático acerca de su vuelta. Ayer despertó mucho optimismo verle a un ritmo mayor junto con Rafa Mondragón, que trabaja recuperando a los lesionados, pero, si saber si jugará o no el domingo dependiese de sus palabras de ayer, no quedaría nada claro.

"Mi objetivo es intentar poder jugar lo antes posible, pero hay que estar tranquilo, no vamos a arriesgar mucho. Si los médicos y fisios creen que estoy bien, jugaremos. No tengo molestias desde hace una semana y estoy trabajando fuerte con Rafa [Mondragón], cada vez metiendo más golpeo al balón. A ver qué pasa", señaló ayer el canterano al término del entrenamiento. En él alternó trabajo físico con movimiento con balón e incluso desplazamiento para ir probando la respuesta del cuádriceps al sucesivo incremento de la carga de trabajo. Independientemente de si estará o no para jugar contra el Almería, lo que sí parece es que su recuperación continúa yendo muy bien encauzada.

Junto al malagueño también trabajó Nabil Baha, que avanza a un ritmo progresivo de recuperación de su rotura de fibras en los isquiotibiales de la pierna izquierda. Parece que el franco marroquí parte con menos opciones que Apoño de llegar a tiempo a la cita del domingo. No obstante, en el caso de los dos, la evolución que presenten en los entrenamientos de hoy y mañana, los dos más intensos de la semana, serán los que determinen cuáles son sus opciones reales de reaparecer en el duelo regional y ahorrar así problemas a Muñiz.