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Tanto monta, monta tanto

  • Choque Recre y Málaga igualan hoy a necesidad, bajas y expectativas en el derbi que dirimen Roto Tapia se queda sin doble pivote titular por las lesiones a última hora de Pablo Barros y Lolo

Ser aficionado de un recién ascendido implica el desenfreno de las curiosidades. Manifestaciones extremas pueden llevar a consumir compulsivamente prensa; otras más medianas pueden ambicionar visitas al Camp Nou o al Bernabéu (según domine el trozo culé o madridista que duerme latente en cada uno); las más atemperadas pasan por el mero seguimiento de la actualidad del equipo. Pero suele haber una inquietud común para todos: ¿Qué imagen externa tienen de mi equipo en la Liga? Y mientras uno se cuestiona si el técnico soporta una etiqueta ultradefensiva, si priman las palmas o las antipatías por otros territorios o cuántas papeletas adjudican para el descenso, la comparativa aparece al rescate como respuesta: mi Málaga es como el Recre.

Nervios en la gradas, nudos en la creación, llagas en la delantera, inconsistencia defensiva, diana fácil de árbitros pistoleros y cada vez más equipos por delante de los retrovisores, todo ello vestido de blanco y azul, se puede leer en la radiografía con la que comparecen los de Zambrano a la cita. Así que sí, parece bueno el ejemplo.

Convenido esto, no cabe duda, estamos ante un duelo directo. Ya el tercero para los de Tapia, pero la particularidad de éste aporta una ventaja aún inédita: hoy los nervios se cocinan en casa. La pequeñez, el saberse sufridor, supone una indigesta asunción. La tortura ante el gol marrado y la impaciencia que devora con la falta de oportunidades se imponen al acopio de arrestos para salir adelante en esta lucha tan desigual llamada Primera División. Eso es lo que esta semana se le ha clavado como una lanza en el costado a Manolo Zambrano. El entorno, las críticas escupidas sin masticar, el deporte del pesimismo adelantado.

El nerviosismo parece unilateral (parece) porque el Recreativo no gana desde la primera jornada y el Málaga tiene fresquita la pérdida de su virginidad. Por egoísmo o por torpeza, se olvida que el único guarismo en el que difieren los contendientes es en el gol de más en contra en el casillero malaguista.

Hasta en las de cal y las de arena llegan de la mano las analogías. El técnico local ha trabajado toda la semana sabiendo que no estarían ni Sisi ni Jesús Vázquez ni Pablo Oliveira. A Tapia le han roto la columna vertebral en el último entrenamiento, cuando no queda tiempo para la enmienda. Pablo Barros, futbolista curtido en Brasil a un sol inacabable, no ha soportado el comienzo de las lluvias en Málaga y reposa en cama febril; Lolo amaneció como si tuviera dos rodillas en su rodilla derecha. Una supuesta picadura es la culpable. Demasiada hinchazón para un mosquito o una araña. Un bicho endemoniado y un resfriado mandan al traste las bisagras de Tapia en la medular, quién sabe si, por ende, mañana un argumento de peso para explicar la planicie blanquiazul o el dominio recreativista en los tempos. Hasta qué punto puede ser azaroso un resultado.

Con ese problema calentito, recién hecho, se montó Tapia en el autobús. Partió hasta Huelva haciendo garabatos en sus planes: ¿Miguel Ángel y Apoño? ¿Miguel Ángel y Nacho? ¿Miguel Ángel y Duda? Alguno y Miguel Ángel parece que será, pero más Apoño que cualquier otro alguien.

Se confirma que problemas es la palabra más propicia para etiquetar el derbi andaluz. Es ya el sexto en seis jornadas. La Liga habla andaluz una vez más, pero no chilla, como en otros derbis. El Colombino cambiará las bengalas y los palos por tapas y chinchines. Andalucía da ejemplo. Y mañana los presidentes se quedarán en Huelva y recibirán a los del Betis, Sevilla y el Almería para seguir haciéndose fuertes en el campeonato, no sólo por ser muchos, sino por querer ser buenos.

Rivalidad y necesidad entendidas desde lo más caballero del deporte. Con sentimientos, pero sin sentimentalismos. Cheli no podrá enfrentarse por primera vez a su pasado y los nativos que sacaron la entrada para ver a Lolo (familia, amigos, técnicos de la cantera) se quedarán pensando que en el fútbol sobran los violentos y los bichos.

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