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El progreso de Alfonso

  • Ya sin muletas, el canterano se machaca en el gimnasio y espera volver a correr en febrero

Ya han pasado dos meses de aquella terrible lesión que se produjo ante el Polaris World Murcia y más de mes y medio desde la operación en la que el doctor Nogales le arregló la rotura del ligamento cruzado interior con rotura asociada del menisco externo de su rodilla derecha. Alfonso Sánchez ya se ha desprendido de las muletas y camina con total normalidad, pero aún le toca esperar aunque las ganas le puedan. "Si hubiera un incendio podría salir corriendo, el problema es que habría muchas opciones de que el ligamento se rompiera otra vez", dice con guasa. Porque el humor no lo ha perdido el joven canterano, que sigue inmerso en la dinámica del grupo y observa los entrenamientos mientras él hace sus ejercicios de rehabilitación. Desde la lesión ha perdido seis kilos (pesaba 91 y ahora está en 85), básicamente de músculo. Su trabajo ahora consiste en el fortalecimiento del tren superior y en la rehabilitación de su pierna mala, la derecha, para recuperar la musculación perdida en la convalecencia. Va por el buen camino. El volumen del cuádriceps de la pierna dañada es sólo un centímetro menor que el de la buena.

Sin embargo, la paciencia es la mejor receta. Según los plazos de los médicos, hasta febrero no podrá empezar a correr. "Deben pasar 12 semanas desde la operación para comprobar que el cuerpo ha aceptado el nuevo ligamento. Entonces podré trotar", dice Alfonso, convertido en un experto en términos médicos a causa de la desgraciada lesión. El día a día con los fisioterapeutas (Mario Bárbara y Ale Ballesteros) y con el resto de los compañeros le ayuda a sobrellevar la larga espera, que prevé para abril-mayo su regreso a las pistas.

Mientras, el canterano se centra en sacarse el carné de conducir. El 9 de enero se examina del práctico. Dice que tiene buenas sensaciones. También saca adelante algunas asignaturas de su carrera de Magisterio y Educación Física. Pero anhela la vuelta a las canchas mientras mira con envidia cómo se entrenan sus compañeros. Ya le queda menos.

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