Es una leyenda del fútbol, pero se siente "como un niño". Vive "nuevas experiencias" cada día, aunque lleva media vida jugando en Primera. Raúl cumplió en Alemania uno de los sueños más antiguos de la humanidad: aunar la ilusión del joven con la experiencia del adulto. Y tiene el secreto del milagro. "Necesitaba un cambio para seguir sintiéndome futbolista", explica la nueva estrella del Schalke en las entrañas del monumental estadio Veltins Arena, su nuevo hogar.

"Eso me ha hecho experimentar nuevas sensaciones, como en los primeros años en el Real Madrid, como cuando eres joven. Disfrutar con pequeñas cosas", reflexiona. "En el Real Madrid, ese ciclo se había agotado".

A los 33 años, Raúl encontró en Gelsenkirchen un nido inmejorable para cultivar nuevas ilusiones. Y es que la ciudad industrial de la cuenca del Ruhr, en el oeste de Alemania, vive el fútbol de un modo particular. Las calles están salpicadas de asociaciones de hinchas, banderas azules y fotos del equipo. Cada partido se discute hasta el hartazgo en la radio y los cafés. El estadio, uno de los más modernos de Europa, cuenta con un sistema de tuberías por las que corre cerveza. Los 50.000 aficionados que vibran cada jornada con su club están entre los más ruidosos de Alemania.

"Para mí es algo muy especial vivir con ellos cada partido", cuenta Raúl. El siete pudo comprobarlo desde un lugar privilegiado cuando fue invitado a celebrar en la grada -un honor reservado a muy pocos en el club- la victoria ante el Inter de Milán y el pase a semifinales de la Champions League. "Es la primera vez que me pasa. Eso en España no es habitual. No sabía muy bien qué decir", recuerda. "Fue una decisión de Manu (Neuer), el capitán, que me lanzó. Yo al principio no quería ir, pero me alegro de haber ido porque fue muy bonito. Me sentí como un niño".

Raúl está feliz. Alemania le parece un sitio ideal para vivir. "Conozco mucha gente que vino por dos o tres años y ya lleva 20 ó 30", Y no descarta quedarse en el país después de su retiro. "Es una decisión más personal, pero tampoco lo descarto. Ahora estamos muy a gusto". Mientras tanto, lo único seguro es que le queda un año en el Schalke. ¿O incluso más? "Eso depende del club. Yo estoy encantado, y no voy a poner ninguna pega. Habrá poco que negociar".