fútbol lSegunda División B

El sueño duró minuto y medio

  • El Estepona sumó su tercer empate consecutivo y desaprovechó una jornada propicia para salir del descenso · Rubén Cruz adelantó a los locales a cinco del final, pero el San Roque consiguió la igualada

Tan cerca y a la vez tan lejos. Como un sueño que se desvanece en cuanto lo tocas con la punta de los dedos. El Estepona pasó ayer de verse fuera del descenso, a seguir remando en una guerra que empieza a hacerse demasiado larga y pesada. Lidiar con el descenso no es una carga asimilable para cualquiera, y los golpes duelen más en situaciones así. El partido ante el San Roque estaba marcado con una cruz en el calendario de Nene. El técnico rojillo sabía que ganar a los onubenses en casa era el golpe moral que necesitaba su equipo. Como tal se preparó el encuentro, y como tal se apeló a la afición, que respondió a pesar de las inclemencias del tiempo.

A pesar de las necesidades evidentes de ambos equipos, el miedo a encajar un gol marcó la primera parte. La lluvia había dejado 'tocado' el césped artificial del Muñoz Pérez, y el despliegue futbolístico del San Roque se estrelló de lleno con el oficio y el buen hacer de un Estepona que supo presionar los puntos clave del ataque aurinegro, que a pesar de todo no renunció a su filosofía futbolística. Y entre miedo y miedo llegó el primer error del partido. Y en duelos con tanto en juego, un error suele significar un gol. Así llegó el primer tanto del encuentro, en una falta botada por Vidal que nadie consigue rematar y que Ávila es incapaz de despejar en un escorzo que condena a su equipo con el 0-1.

Pasado un cuarto de hora, los locales ya perdían ante uno de las mejores plantilla del grupo. Sin duda, motivos suficientes para que un equipo en la situación del Estepona empezase a tirar la toalla. Pero nada más lejos de la realidad. Los de Antonio Montero supieron rehacerse del tanto onubense y pocos minutos después consiguieron empatar a balón parado. 'Donde las dan, las toman' suelen decir. Y los rojillos respondieron con la misma moneda. Una falta botada por Jonathan fue rematada por Carlos Arias al fondo de las mallas.

El empate devolvió a ambos conjuntos a la realidad y el miedo a perder les mandó a vestuarios con el empate en el marcador. La segunda mitad se planteaba abierta, y un nuevo partido comenzaba ante los aficionados que se congregaron en el Muñoz Pérez. El cuadro esteponero salió mucho mejor de la caseta y gobernó un partido que se iba rompiendo por momentos. Las ocasiones empezaban a llegar y los guardametas comenzaban a ganar protagonismo en el choque. La primera estuvo en las botas de Cheli, ese extremo que pasó fugazmente por el Málaga del regreso a Primera, y cuyo disparó acabó estrellándose en el larguero después de que Ávila consiguiese rozar el balón. Posteriormente, Pedro tuvo en sus botas el tanto rojillo, pero su control fue demasiado largo y el portero aurinegro consiguió llegar antes que el delantero algecireño.

Los minutos pasaban sin que a ninguno de los dos equipos les valiera el resultado. Aun así, la derrota parecía peor remedio para este problema. El balón parado parecía la mejor forma de crear peligro sin descuidar la retaguardia, y así llegó el segundo gol local. Una buena jugada ensayada y otra falta botada por Jonathan fue rematada a la perfección por Rubén Cruz. El sueño se hacía creíble. Y a la vez efímero. La alegría duró lo que tardó Pedro Marqués en empatar. Su disparo fue inapelable, y el punto insuficiente.

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