Grupo a · la crónica

El sueño de cualquiera

  • Portugal supera sus miedos a balón parado ante la República Checa a la contra y con la posesión a la vez · Deco y Ronaldo dominan para sellar el pase a cuartos

Portugal no promete nada. Lo ofrece. Da lo mismo que enfrente esté Turquía, la República Checa o Brasil disfrazada de Suiza. Con Scolari y con una generación de auténtico nivel ya pasó en el Mundial la fase de revelación, en su Eurocopa la de superación personal y ahora, en este torneo peculiar con dos organizadores sin la menor expectativa, afronta la de la consagración.

La República Checa, el gran escollo del Grupo A, se quedó en nada con paciencia y sentido común. Con un poco de apretar a balón parado y un mucho de tocar y correr. Scolari ha logrado la maravilla de lanzar una contra tras otra y a pesar de eso tener la pelota casi el doble que el rival. El sueño de cualquiera. 1-3. Puñetazo en la mesa. Clasificación en el bolsillo y a esperar rival. Un empate con Suiza es una garantía de evitar a Alemania y cruzarse con un rival apetecible con las semifinales en juego. Cosas del sorteo.

Portugal disfruta con la pelota. Disfrutan los que tienen que disfrutar. Ronaldo, Deco, Simao, incluso Joao Moutinho. Con el balón son capaces de crecer hasta niveles difíciles de alcanzar. Pocas selecciones se acercan en posibilidades al equipo que adiestra Scolari, un gran adiestrador por cierto, el hombre que logró que Brasil defendiera.

Sin balón es otra cosa. A balón parado tiene problemas similares a los de España y por ahí se le puede escapar la opción real de pelear por el torneo. Si Chequia acabó sin puntos no fue por falta de opciones, con faltas y córners, de superar a Ricardo, un portero eficiente bajo los palos y corrientísimo en sus salidas.

La República Checa acabó sin puntos porque Portugal convierte en una mediocridad a un equipo firme y en vulgar a un bloque con espíritu. Sin Rosicky, los checos pierden a su gran referencia en la creación y en la definición. Si Brückner se empeña en no utilizar a Koller y apostar por el irregular Baros pierde poder justo donde Portugal flaquea... Los checos no flaquean, pero ante el talento terminan por dejar huecos.

El balón tenía un dueño. No Ronaldo sino Deco, el que permite que el mago de Madeira piense el doble y se desgaste la mitad, el que mejor interpreta su juego y el que mejor se complementa con él. Le acompañó cuando nadie lo haría, cuando Ronaldo tiró una pared con Nuno Gomes que le dejó solo ante Cech. Así recogió el rechace de un portero enorme que rebañó el balón a la estrella lusa, pero que ya no pudo hacer nada ante el caminar de Deco.

Los checos, sin el talento de antes pero con la fuerza de siempre, se empeñaron en que hubiera partido. Justo al contrario que Turquía. Sionko movía a su equipo y a esperar el momento. Llegó en un córner que el propio Sionko remató como un ciclón. 1-1 y vuelta a empezar.

Siempre con la sensación de que Portugal terminaría marcando, los checos guardaron la ropa a pesar de que Rozenhal no llegaba al nivel de Ujfalusi (el cantante de Metallica hecho futbolista); aquél pudo dar a Nuno Gomes el segundo gol luso.

En ésas, Moutinho aprovechó que el rival miraba al cielo de Ginebra para sacar rápido una falta que Deco convirtió con el exterior en una asistencia a Ronaldo, que cruzó de maravilla ante Cech.

Viendo el panorama, Brückner reaccionó con Koller y se esmeró en que sus jugadores buscaran el balón aéreo. Portugal sobrevivió de milagro. Un pase de Vleck lo remató forzado y al centro Sionko para que Ricardo la pudiera sacar. Los checos perdieron su opción y a la contra Ronaldo duplicó su castigo cediendo a Quaresma el 1-3. Más aún, con la sensación de que habrá que hilar fino para quitarle el balón a un equipo hecho para que Deco deje jugar al mejor del mundo.

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