No está confirmado si Guardiola orina colonia, como aseguran sus detractores, pero está claro que por la boca no suele exhalar el fuego de otros compañeros de profesión cuando les vienen mal dadas, léase una decisión arbitral que perjudica a su equipo... y le complica el futuro. Turienzo Álvarez, el mismo que en la primavera de 2007 denunció hasta amenazas telefónicas hacia su persona por sus errores en el Racing-Real Madrid (2-1), en los que los blancos fueron los damnificados, erró esta vez al no ver la mano en el área del espanyolista Raúl.

Si el colegiado hubiera apreciado esa jugada tan rápida y Messi hubiera transformado ese penalti (ya falló uno en el último minuto ante el Sevilla), el Barcelona aún seguiría dependiendo de sí mismo para revalidar su título de Liga y no se encontraría en ese nuevo e inesperado escenario, a cinco puntos de desventaja ante el Real Madrid. Pero el entrenador barcelonista rehuyó de la amarga queja y prefirió la autocrítica, siempre constructiva: "El Barcelona no puede mirar eso, sino que debemos mejorar lo que no hemos hecho bien. Desde el primer día lo hicimos y vamos a seguir así".

El director de esta afinadísima orquesta es el primero que sabe que la sinfonía no ha sonado nada bien en demasiados partidos lejos de casa. Hace sólo un año, este equipo que quedará para la historia ya había ganado los ocho primeros partidos de Liga que había jugado lejos del Camp Nou, sucesivamente, a Racing (0-3), Atlético (1-2), Athletic (1-3), Zaragoza (0-2), Getafe (1-3), Almería (0-8), Osasuna (0-3)... y Espanyol (1-5). había marcado nada menos que 29 goles, más del doble de los que ha logrado en el mismo trayecto como visitante del presente campeonato (12).

El partido del pasado domingo ante su vecino periquito puede servir de clara referencia. Si en la Liga anterior el Barça pasó como una apisonadora por esa caldera de nuevo diseño que es Cornellá-El Prat , antes de ayer se libró un partido tan abierto y de ida y vuelta, que al final el coloso tropezó.

Le está costando un mundo al Barcelona cerrar los partidos lejos del Camp Nou, donde sólo ha ganado tres de los ocho encuentros. Tan alto ha puesto el listón del juego y los resultados este equipo campeón de casi todo, que el hecho de que no ganara un simple choque raya una mayúscula noticia, que los aficionados del equipo rival celebraban por todo lo alto. Pero si la proporción es de 5 de 8, la noticia es menos noticia: empató ante la Real Sociedad un partido que parecía ganado (de 0-2 a 2-2), empató y gracias en Mestalla y San Mamés y se dejó escapar dos puntos al final del derbi del domingo, aparte de esa derrota ante el Getafe, la única de esta Liga.

Resulta muy paradigmático el contraste entre las actuaciones de Leo Messi en el Camp Nou y las que viene brindando en otros estadios de la Liga BBVA. El argentino, segundo máximo anotador del campeonato con 17 tantos, únicamente ha marcado uno lejos de casa en Liga. Un tanto que le sirvió a su equipo para recuperar un punto a última hora en San Mamés, donde el Barca igualó ante el equipo de Marcelo Bielsa (2-2).

Messi, por tanto, ha marcado 16 de los 39 tantos logrados por su equipo en el Camp Nou, donde los culés han ganado ocho partidos y han empatado uno (0-0 ante el Sevilla). Total, un promedio de 4,3 goles a favor.

Fuera, el universo es otro. Los azulgrana han marcado 12 tantos (1,5 por partido) y han encajado nueve (algo más de uno de promedio).

Guardiola debe analizar por qué a su escuadra le cuesta mucho más como visitante circular la pelota como sólo ellos saben y someter al rival. Por qué estrellas como el propio Messi, o Iniesta, brillan mucho menos sin los focos del gran coliseo de la Riera Blanca.

El Barcelona no ofrecía unas estadísticas así lejos del Camp Nou desde 2007. Además, el equipo cuenta ahora con ocho puntos menos que la pasada temporada a estas alturas de competición y ya ha perdido en la Liga los mismos puntos fuera de casa (11) que en toda la temporada anterior.

A dos partidos para el final de la primera vuelta, el Barcelona de Pep Guardiola se enfrenta a un escenario desconocido.