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El triunfo necesario

  • Remontada Tras permanecer agazapado durante la mayoría del duelo, el Unicaja da un puñetazo en la mesa en el último cuarto (64-72) para ganar en Belgrado con una estelar pareja Freeland-Printezis

"Volim te Partizane" ("Te queremos Partizan") retumba el Pionir para dar la bienvenida al Unicaja en su bautismo en la Euroliga 2009/10. Sin su columna vertebral, Tepic-Tripkovic-Velickovic, aunque con 7.000 voces detrás para intimidar al rival después de rendir homenaje a Dejan Milojevic, que recién colgó las botas, con la retirada de su camiseta. Y talentos recién salidos de la factoría, prestos para coger los trastos. Como Vesely o Dekic, por debajo de la veintena. Regeneración como forma de vida. Y hasta aquí, uno de los templos del baloncesto europeo, se vino el Unicaja para reencontrarse con ese triunfo que tanto ha costado y que vale doble (64-72). Cuestan muy caras las victorias a domicilio en este grupo y se demostró en Belgrado, también en Vilnius con la caída del Efes Pilsen.

Venció el Unicaja tras un partido sufrido, en el que perdió en torno a los 10 puntos durante medio duelo. Se agarró, tuvo la fe y la determinación, con errores, para sacar una victoria de donde no gana cualquiera, sólo el CSKA en los dos últimos años en Europa. Con una pareja para soñar con Printezis y Freeland. El griego fue el yunque y el inglés el martillo, con 11 puntos como 11 soles en el último cuarto para marcar el punto de inflexión del duelo, para convertir la cuesta arriba en cuesta abajo. Y con una base defensiva en la que se debe cimentar el crecimiento del equipo. Redujo a apenas 23 puntos la anotación del Partizan en el segundo tiempo. Cifras más acordes con su potencial y su tipo de juego que los 41 (siete triples) antes del descanso.

Y es que si se reciben 25 puntos en el primer cuarto en el Pionir, los indicios predicen ruina. McCalebb, el nuevo base americano que sigue la senda de los Cummings o Palacio, rompía con demasiada facilidad a Jeter y doblaba balones letales para que Vesely, el próximo gran jugador de los partisanos, rematara entrando de cara.

La Euroliga exige un plus físico y Jeter debe despejar dudas. Comenzaría a hacerlo en un buen segundo tiempo. Printezis, ocho puntos sin fallo en el tiro y con recital de movimientos y acabados, sostenía al Unicaja, que mostraba cierta fluidez ofensiva. A los 19 puntos que anotó se pudieron sumar tres puntos más negados en dos canastas más adicional de Archibald y Welsch. La presión sobre los árbitros es evidente. Dusko Vujosevic es capaz de desperdiciar un tiempo muerto sin dirigirse a sus jugadores para quedarse mirando exclusivamente a los árbitros tras una decisión adversa para sus intereses. El otro baloncesto, en el que el público de la Sala Pionir hace de fenomenal coro. Y de sexto jugador.

Pero buscar excusas en los árbitros resultaba inútil mientras varios jugadores del Partizan hacían trizas las teorías sobre la adaptación y el acondicionamiento. Como McCalebb, 11 puntos al descanso y rompiendo a Jeter, o Branislav Dekic, en su primer partido de Euroliga, con 18 años, y anotando dos triples ensartados con total descaro. Procede del Zeleznik, con físico aún por formar, pero con el talento saliéndole por las orejas. Un tiro desde cinco metros de Dekic marcaba el tope (41-30) antes del receso, ya en unos cánones anotadores más lógicos en los partidos del Pionir, donde los encuentros se suelen rifar en la frontera entre los 60 y los 70 puntos.

Tras el descanso, se agudizó la tendencia reductora en el tanteo, al gusto del Partizan. Aunque el Unicaja se enganchó con todas las letras al partido tras una antideportiva sobre Jeter y un triple de Jiménez, que empezó a dar lecciones a sus compañeros de lo que significa competir, ir como un caníbal al rebote de ataque y meterla en un momento oportuno, aunque no sea su especialidad. Jugando de cuatro en este tramo, por cierto. Con 52-49, partido abierto antes del cuarto final.

Con algún latigazo de Welsch, a veces impreciso a la hora de ejecutar pero impecable a la hora de asumir responsabilidad y crear juego, Freeland comprimió con su primer lanzamiento exterior anotado (59-58) antes de otro triple hiriente (59-62) que silenció el Pionir. Y después, un gancho de derechas tras postear ante Maric y un robo que propició dos puntos de Printezis en el contragolpe. En el momento de la verdad estuvo ahí ese chico inglés de Farnham que hace seis años no sabía qué era el baloncesto. Ya lo sabe.

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