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La verdad de Apoño

  • "El míster me dijo que, si quería sentirme importante, buscara un salida", explica el palmillero, quien reconoce haber "pasado los peores momentos como profesional"

Apoño se fue al Zaragoza este pasado mercado invernal sin apenas hacer ruido, algo extraño por su fuerte personalidad y vinculación al Málaga. Se esperaba su versión de lo ocurrido, el porqué pasó de imprescindible y la mejor pareja de Toulalan a dejar de contar de repente para Pellegrini y acabar siendo reo de sus actos. Hasta ahora apenas había hablado de lo ocurrido. Esa claridad de ir de frente que también le ha dado algún problema la recuperó ayer en los micrófonos de la Cadena Ser y de Canal Sur Radio. Allí Apoño volvió a ser Apoño y contó su verdad de lo acontecido.

"No tengo que reflexionar nada porque me fui con la cabeza bien alta, sabiendo que he hecho bien las cosas en Málaga. Nunca me he equivocado, he tomado una decisión fija en el momento que he tenido que tomarla y me he ido por intercambio de ideas mías y del míster y poco más", aseguraba el de La Palmilla, antes de ser más explícito: "Como él es el que manda, pues acaté su decisión y me tenía que ir. El míster me dijo que, si quería sentirme más importante, que buscara una salida. Y yo tengo claro que en el equipo donde esté quiero pelear y sentirme importante".

Una vez explicado el final de los hechos, el centrocampista malagueño también esclareció las dudas que se cernían sobre los detonantes. "Venía de mucho antes del partido ante el Atlético de Madrid, no nos vamos a engañar. Estuve seis partidos sin convocar. Son los peores momentos que he pasado como profesional. La verdad es que estuve haciendo méritos para ir convocado. No digo jugar, porque había compañeros haciendo bien su trabajo y todo el mundo necesitaba su oportunidad. Pero la única oportunidad que tuve fue contra el Madrid y, no nos engañemos, ganarle al Madrid y al Barça es muy difícil. Fue una oportunidad muy complicada y era muy difícil sacar ese partido adelante".

Lo cierto es que tras el partido ante el Atlético se produjo el último desencuentro entre ambos: "Hay que ir siempre con la verdad por delante. Me mosqueé un poco y le dije que no pensaba que debiera entrar para tres minutos. Al día siguiente me disculpé por la forma en que se lo dije y tomó la decisión de que me buscase equipo. Entonces, me vine a Zaragoza y estoy contento con esta decisión".

Si ya había dado a conocer el nudo y el desenlace de este enfrentamiento, faltaba por desvelar su inicio. Todo comenzó tras ser cambiado en el descanso en el debut liguero en Sevilla: "Le di una patada a una caja que había allí y no le falté el respeto a nadie. Me pueden tachar de lo que quieran, pero yo no le falto el respeto a nadie. Jugué mejor o peor, pero pensaba que no era el cambio adecuado y me mosqueé conmigo mismo. A él le pudo sentar mal que le diera una patada a una caja de cartón, pero él debe entender que a mí me sentó mal que me cambiase y yo pensaba que no era el cambio".

Ahora, el jugador, que niega haber discutido con algunos de sus compañeros, dice no tener decidido cuál es su futuro: "Me quedan dos años de contrato con el Málaga y tomaremos la decisión en su momento. Un malaguista siempre quiere jugar en el Málaga. Lo tengo claro pero, si no me siento importante en un equipo, no voy a jugar en ese equipo. Si Pellegrini sigue, tendríamos una charla y, si me considerase importante en el equipo, veríamos si sigo o no".

Lo más cercano es la visita de su actual club el sábado a La Rosaleda. Un partido en el que no puede jugar por contrato, pero que no se quiere perder. Así lo confirmó, además de aprovechar el momento para quitar tensión al asunto y tender su mano al chileno: "Iré a La Rosaleda el sábado y si veo a Pellegrini lo saludo, está claro. No he vuelto a hablar con él y no tengo nada en contra suyo. Cada uno veía el fútbol a su manera, pero me parece un buen entrenador".

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