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Otra vez por la puerta de atrás

  • El club pretende liquidar en las próximas horas el contrato de Quincy, que sigue desaparecido

Cuando Quincy James Owusu-Abeyie cabalgó furibundo por el césped de La Romareda como Atila no sólo agujereó la defensa del Zaragoza y encauzó un histórico 1-5 al descanso. También sembró entre su afición el sueño de haber encontrado un futbolista endiablado, especial. Conectó con aquel despampanante holandés que en el Mundial sub 20 de 2005 fue capaz de compartir piropos con el mismísimo Leo Messi. Encontró el sendero para dejar de ser ese futbolista de proyectos interrumpidos. En las próximas horas, los dirigentes del Málaga y su agente liquidarán la rescisión de su cesión para volver antes de tiempo al Al-Sadd qatarí. El que se irá será un jugador denostado, indisciplinado y reincidente en los errores que nunca le dejaron ser lo que prometía cuando irrumpió en la fama a los 17 años. Quien ya hacía tiempo que se había ido fue ese espejismo de Zaragoza.

Desde que el Lunes Santo realizara carrera continua con varios de sus compañeros, el holandés con pasaporte ghanés se ausentó de los entrenamientos sin más explicaciones. En el club no confirman que siga en Málaga, pero los indicios hablan de que sigue aquí, a pesar de que no coja el teléfono. Suena premeditado. Ya lo hizo en Vigo (2008). Los dirigentes del Celta llegaron a aporrear la puerta de su casa exigiendo que les abriera mientras éste aducía problemas de salud para no hacerlo después de varios días sin asomarse por Balaídos.

Esta es ya la décima decepción de su currículo; su quinta cesión se cierra con otro fracaso. Sus números en Liga llevan a engaño: 1.494 minutos repartidos en 25 partidos, 15 como titular (completó nueve, fue sustituido seis veces), 10 como recambio . Sólo firmó 2 goles, el de Zaragoza y otro en Almería. Lo que no cuentan las cifras son sus alarmantes lagunas tácticas, su afán individualista, su deliberada desatención de las facetas defensivas y sus escasos recursos ofensivos más allá de su asombrosa potencia en carrera. Además de aquel festival en suelo maño, dejará para lo bueno su alianza con Rondón en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey ante el Sevilla. Otra vez en los primeros 45 minutos, liberó su enorme talento con un gol y una magistral asistencia al venezolano.

Quincy se marchará del Málaga con apenas Sandro Silva como amigo. Con él hizo buenas migas en un vestuario en el que no sólo encontró poca compañía, sino que fue un foco de tensiones. La insistencia de Jesualdo Ferreira en que jugara sí o sí chocaba frontalmente con la opinión de muchos jugadores que opinaban que restaba más de lo que sumaba y que no se lo merecía en los entrenamientos. Con Pellegrini la relación también se llegó a quebrar por culpa de su indisciplina fuera del campo. Varias salidas extemporáneas le generaron muchas multas y algún episodio tenso con la policía. El técnico chileno llegó a dejarlo sin convocar durante tres partidos como represalia hasta que las bajas le obligaron a contar de nuevo con él.

Ahora que acumula más de tres entrenamientos ausentándose sin justificación, el club puede rescindirle sin contraprestación económica, un trámite que puede quedar solucionado hoy mismo con el agente del jugador. Se va gratis un futbolista cuyas efímeras galopadas llevaron al club a plantearse si ejecutaban su opción de compra por él, tasada en tres millones de euros.

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