Tribuna Económica

Rogelio velasco

Almodóvar y la economía del cine

Cuando se inventó la industria del cine, hace ya un siglo, la única forma de ver las películas era asistiendo a las salas comerciales que empezaron a proliferar en Los Ángeles y que se extendieron posteriormente al resto de EEUU y del mundo.

Fue durante algunos años la única ventana de distribución. Pero la irrupción de la televisión y su rápida extensión a los hogares permitió el nacimiento de otra ventana. Primero se proyectaban en las salas de cine; después, en la televisión en abierto.

Más tarde, los avances tecnológicos, permitieron distribuir contenidos utilizando satélites y redes de cable que se tendieron rápidamente en las principales ciudades de EEUU. En las áreas urbanas se tendían cables, mientras que en las rurales se utilizaba el satélite por ser más barato.

Surgieron, pues, otras dos ventanas de distribución. Y esas ventanas pagaban cantidades elevadas de dinero a los estudios de Hollywood para poder distribuir las películas antes que en la televisión en abierto. Más recientemente, la digitalización del cable y el aumento del ancho de banda de las redes de las operadoras de telecomunicaciones han dado lugar a otra ventana, el vídeo bajo demanda, que permite ver las películas desde nuestro hogar cuando deseemos. Igualmente, surgieron en esos años miles de establecimientos de venta y alquiler de películas por todas las ciudades. Otra nueva ventana de distribución.

Esa cadena completa de distribución y por este orden temporal -cines, alquiler o compra de DVD, vídeo bajo demanda, pago por visión (del satélite), canales de Pago (HBO, Canal+, etc.) y televisión en abierto- permaneció estable durante algunos años, aunque la extensión de la televisión de pago en los hogares asestó un golpe mortal a las tiendas físicas de venta y alquiler de DVD, que desaparecieron rápidamente.

En toda esa cadena de distribución, tradicionalmente, las salas comerciales recaudaban alrededor del 50% de los ingresos totales de las películas a lo largo de su vida. El restante 50% se distribuía entre las demás ventanas.

Sin embargo, nuevamente los cambios tecnológicos han permitido la distribución de contenidos de alta calidad por internet y bajo demanda, creando una nueva ventana. Y son nuevos jugadores -distintos de los estudios de Hollywood- los que se han lanzado a producir y distribuir series y películas utilizando sus propias plataformas. Ahora Amazon, Netflix y otros jugadores están produciendo películas y series, y distribuyéndolas saltándose la secuencia tradicional de exhibición.

En particular, en el Festival de Cannes, celebrado los días pasados, Netflix presentó dos películas a concurso que va a distribuir en su propia red, sin estreno o exhibición en las salas comerciales. La dirección del Festival le ha prohibido obtener ningún premio si no se exhibe en las salas francesas.

Nuestro cineasta Pedro Almodóvar -presidente este año del jurado- se ha alineado con esa posición: primero, proyección en los cines y después en el resto de ventanas.

Hemos visto como la tecnología ha permitido ir creando nuevos canales de distribución. Ahora, además, los propietarios de esos canales producen películas. Nos tememos que las salas tradicionales de cine se van a ir convirtiendo en nostalgia.

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