Economía

Cuenta atrás hacia el 'cierre por cese de negocio' del gobierno de EEUU

  • El Ejecutivo de Obama y la oposición republicana mantienen una disputa sobre el presupuesto que, de no resolverse, podría obligar al Estado a trabajar bajo mínimos y cerrar numerosos puestos públicos.

"Cerrado por cese de negocio". El cartel que durante estos años de recesión se ha visto a las puertas de tantos y tantos comercios podría empezar a tener que ser colgado a partir del lunes en Estados Unidos en oficinas públicas, embajadas, museos y hasta parques nacionales. ¿El motivo? Una disputa entre el gobierno de Barack Obama y la oposición republicana sobre recortes en el presupuesto que, de no resolverse antes de la media noche de este viernes, podría obligar al Estado a trabajar bajo mínimos en casi todas sus instituciones y cerrar numerosos puestos públicos. 

Aunque las multimillonarias cifras en disputa suenan a otro mundo y el cierre de un gobierno pueda parecer algo abstracto, el propio Obama se ha encargado de visualizar claramente que se trata de un problema que puede llegar a afectar a muchos ciudadanos corrientes. "Un cierre del gobierno podría tener efectos reales en los ciudadanos de a pie", advirtió de nuevo la noche del miércoles, tras el último -e infructuoso- intento de lograr un acuerdo convocando al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y al del Senado, Harry Reid, a un nuevo encuentro a ya altas horas en la Casa Blanca, al que previsiblemente le seguirán más. 

"Cuando el gobierno tiene que cerrar, eso significa para ese pequeño empresario que está a la espera de recibir un préstamo que de pronto no hay nadie allí que procese su pedido", había alertado poco antes durante una visita en Pennsylvania. "Puede que no consiga ese préstamo y su negocio no pueda abrir. Y si estaba pensando en contratar a alguien, de pronto no podrá ofrecer ese empleo", agregó. Lo mismo, alertó, podría pasar con aquellos que están a la espera de recibir la aprobación de su hipoteca, entre otros. 

Quien pueda estar regocijándose de los posibles pesares estadounidenses, que lo piense dos veces. 

El shutdown o cierre del gobierno estadounidense por quedarse sin fondos para seguir pagando a sus funcionarios también podría afectar a aquellos que -tras semanas y hasta meses de espera- tenían una cita próxima en una embajada norteamericana para conseguir el visado que les permita viajar a Estados Unidos. "Le recomendaría a aquellos que tengan cita a primera hora de la mañana del lunes que comprueben en la web de la embajada" para ver si estará cerrada o no, dijo el portavoz del Departamento de Estado Mark Toner

E incluso a aquellos que, tras quizás muchos esfuerzos y ahorros, por fin lograron organizar el soñado viaje a Estados Unidos. "Si alguien estaba planeando unas vacaciones al (parque nacional) Yellowstone, pues bueno, resulta que de pronto los parques nacionales han cerrado, ¡mala suerte! Quizás deberían empezar a buscar la manera de que les devuelvan el dinero", ironizó Obama. 

The Washington Post publica un comunicado del Departamento del Interior en el que se revelan nuevos lugares turísticos que podrían cerrar sus puertas. Entre ellos, la Estatua de la Libertad y Ellis Island en Nueva York, Alcatraz en San Francisco o el Monumento a Washington en la capital, que además podría ver amenazado el cierre a bombo y platillo este fin de semana de su mundialmente conocido Cherry Blossom Festival, el festival de los cerezos en flor que cada año atrae a miles de visitantes de todas partes del mundo. 

En el centro de la disputa está el gigantesco déficit del actual presupuesto, de 1,65 billones de dólares. La Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, había resuelto en un principio recortes por más de 60.000 millones de dólares. Pero el Senado controlado por los demócratas no aceptó esos recortes. En las últimas negociaciones, sólo había 3.000 millones de dólares de diferencia entre ambos partidos. Pero entonces surgió una pelea sobre en qué puestos se recortará. En total, se estima que un cierre del gobierno afectará a unos 800.000 funcionarios que podrían tener que ser enviados a casa -sin sueldo- si el Estado se queda sin fondos por falta de un acuerdo. A ellos se unirían todos aquellos afectados por la falta de servicios estatales, desde devolución de impuestos a la limpieza de la calle. 

No es la primera vez que Estados Unidos se enfrenta a esta situación. Ya sucedió hace 15 años, al entonces presidente -también demócrata- Bill Clinton. Pero en aquella ocasión Estados Unidos no estaba sumido aún en una recesión. Clinton además logró revertir la situación y los republicanos acabaron pagando caro la obstaculización del presupuesto en las siguientes elecciones. Pero ahora, señalan las encuestas, las cosas no están tan claras y los estadounidenses reparten en partes similares la culpa entre demócratas y republicanos. 

Por ello Obama, que esta misma semana se convirtió en el primer postulante presidencial en lanzar su candidatura, ha prometido que convocará una y otra vez a los máximos negociadores hasta lograr un acuerdo. Pero el reloj corre en su contra. 

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