Economía

Debacle histórica en las bolsas

  • El Íbex culmina su calvario semanal con un derrumbe del 9,14%, el mayor desde su creación, y acumula ya un retroceso anual del 40% · Ni la inminente nacionalización de los bancos en EEUU frena la hemorragia

El pánico se ha instalado en los mercados y nada parece capaz de calmarlos. Ni las palabras de Bush anunciando medidas para frenar la especulación y ayudas para los hogares, ni los multimillonarios planes de rescate de los bancos impulsados por los gobiernos a ambos lados del Atlántico, ni la bajada de tipos de interés concertada por los grandes bancos centrales del planeta, ni la decisión del BCE de ofrecer liquidez ilimitada a las entidades a un tipo fijo... Nada, absolutamente nada, parace suficiente para detener la espiral de desconfianza que se ha asentado en los mercados de todo el mundo. La sesión de ayer puso el colofón a la semana más aciaga que se recuerda en décadas: las bolsas de todo el planeta se derrumbaron y, lo que es aún peor, sin que nadie se atreva ya a augurar dónde está su suelo.

El calvario en toda Europa dejó un reguero de desastres en el parqué español. Los datos producen escalofríos: el Íbex 35, que en algunos momentos de la sesión llegó a perder más de un 10%, despidió la jornada con un recorte del 9,14%, el mayor de su historia, lo que le relega hasta los 8.997,70 puntos, el nivel más bajo desde abril de 2005. Pero ahí no queda todo: el selectivo español ha cedido en sólo cinco días todo lo ganado en tres largos años tras una caída semanal del 21,2%, y acumula además un desplome del 40,7% desde que arrancó el año. Para temblar.

La historia se repitió en el resto de plazas del globo. Pese a que el Íbex resultó el peor parado de los mercados continentales, el resto tampoco escapó mejor. Ni mucho menos. Londres se apuntó un descenso del 8,85%, París cayó un 7,73% y Fráncfort se anotó unos números rojos del 7,01%. En Rusia, cuyas bolsas tampoco abrieron (por tercer día consecutivo), la Cámara Baja del Parlamento aprobó un plan de rescate financiero de 86.000 millones de dólares. Y en Viena el pánico incluso obligó a suspender durante dos horas la negociación a la espera de que amainara la tormenta, pero ni por ésas. La Bolsa de Sao Paulo, la que más dinero mueve en América Latina, tuvo que optar por la misma solución de urgencia. Y en Japón, más de lo mismo, con el Nikkei cerrando la semana con una caída del 9,2%.

Al otro lado del Atlántico el derrumbe tampoco encuentra freno. Más aún tras el discurso de ocho minutos y medio en el que el presidente de EEUU, George W. Bush, casi suplicó tranquilidad a los mercados al advertir que el nerviosismo sólo "genera más ansiedad". Y esto fue precisamente lo que transmitió el hombre más poderoso del mundo. Lejos de lograr el sosiego anhelado, su intervención, en la que insistió en que el Gobierno puede "resolver esta crisis" y en que "seguirá actuando para restablecer la estabilidad", sólo añadió más nerviosismo en Wall Street, que acentuó minutos después sus pérdidas, que llegron a ser hasta del 8%. Al cierre, sin embargo, el Dow Jones se dejó sólo un 1,49% (8.451,19 puntos), mientras que el Nasdaq incluso acabó en terreno positivo con un alza del 0,27% (1.649,51 enteros).

De vuelta al selectivo español, todos los grandes valores del mercado español acumulan importantes pérdidas en la semana, que se mueven entre el descenso del 32,44% registrado por Acciona y la caída del 7,18% de Inditex. Iberdrola ha perdido en cinco días el 29,80% de su valor, y Endesa se ha dejado el 28,35%. En total, hasta 23 valores de los 35 que componen el Íbex acumularon esta semana caídas superiores al 20%. Además de Acciona, Iberdrola y Endesa en este grupo se situaron OHL (26,34%), Abengoa (26,18%), Iberdrola Renovables (26,09%), Iberia y Criteria (25,15%), Mapfre (25,08%), BBVA (23,98%), T. Reunidas (23,35%), Gas Natural (23,31%), Gamesa (23,21%), Ferrovial (23%), REE (22,66%), Santander (22,41%), Repsol (22,11%), Popular (21,20%), Enagás (21,13%), Cintra (20,79%), Sacyr (20,66%), Telefónica (20,52%) y Telecinco (20,11%).

En este contexto tan complejo, los expertos no descartan que la solución a la crisis pase por la nacionalización de los bancos en Estados Unidos para que el sistema financiero recupere la confianza, medida que estudia Bush, aunque está considerada como una decisión extrema en el mercado actual.

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