Tras la tormenta llega la calma. Los desencuentros protagonizados desde principios de año por el Gobierno español y el consorcio aeronáutico EADS a causa de la reorganización de la compañía tocan a su fin. Si en un principio el Ejecutivo temió por que España perdiera peso en el grupo tras la integración de MTAD -filial de transporte militar bajo responsabilidad española- en Airbus -pilotada desde Toulouse (Francia)-, ahora las aguas han vuelto a la calma. La clave está en el pacto firmado por ambas partes el pasado 23 de julio, cuyo contenido será presentado oficialmente el próximo miércoles 4 de noviembre por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, el presidente de EADS, Louis Gallois, y el de Airbus Military, Domingo Ureña. Los tres se harán la foto de la paz en las instalaciones de Airbus en Illescas.

El acuerdo de integración, un documento de cuatro folios del que aún no han trascendido los detalles, se rubricó el pasado 23 de julio por parte de Gobierno y EADS. Se trata de un adendum (anexo) al acuerdo del 20 de enero de 2004 donde se recogen las competencias que tendrá la nueva Airbus Military -nombre con el que se ha bautizado a la rama militar tras la incorporación de MTAD a Airbus- y cuáles serán las responsabilidades ejecutivas españolas.

De momento, lo que ha podido conocer este periódico es que la valoración de los sindicatos del texto es "muy positiva", ya que "recoge las máximas garantías para el empleo en España", una de las principales exigencias de la negociación. Tanto es así, que las federaciones de CCOO y UGT, que conocieron los pormenores del acuerdo el pasado día 20 de octubre en la sede de la SEPI, firmarán un protocolo de adhesión a dicho documento dos o tres días después de la presentación oficial de la próxima semana -al igual que lo hicieron en el año 1999, cuando la española CASA entró a formar parte de EADS a través del denominado "plan industrial".

Pero, ¿por qué se ha retrasado tanto -casi cuatro meses- el anuncio del pacto? Las fuentes consultadas apuntan a los problemas de agenda del ministro de Industria, ya que si bien tenían previsto comunicarlo tras una cita con Gallois y Ureña a principios de septiembre, el estallido de la crisis de Opel en Figueruelas -el 10 de septiembre- y las negociaciones con Magna han acaparado gran parte del tiempo de Sebastián. "No se había encontrado un hueco para que el ministro pudiese asistir al encuentro", indican las fuentes. No obstante, si éste no acudiera, sería Enrique Martínez Robles, presidente de la SEPI, el que tomase el testigo.