Economía

Grecia y sus acreedores retoman las negociaciones

  • Representantes griegos y de las tres instituciones de la troika han comenzado en Bruselas los trabajos técnicos en busca de caminos hacia un acuerdo.

Grecia y sus acreedores han bajado las armas tras el primer encuentro del primer ministro heleno, Alexis Tsipras, con el resto de líderes europeos y se han vuelto a sentar a negociar a nivel técnico sobre el futuro del rescate financiero. En el ecuador del mes que la coalición de izquierdas Syriza tenía por delante desde su victoria electoral hasta el fin del rescate griego el próximo 28 de febrero, todas las partes han aparcado la retórica ofensiva que acompañó la campaña y los primeros pasos del nuevo Gobierno griego en Europa para tratar de buscar soluciones.

Con la quita parcial de la deuda fuera de la mesa, representantes griegos y de las tres instituciones de la impopular troika -el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea- han comenzado en Bruselas los trabajos técnicos en busca de caminos hacia un acuerdo.

Las conversaciones "comienzan sobre buenas bases" pues las partes han "escuchado con atención" las posiciones de las otras tras el acuerdo de Tsipras y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, para retomar los contactos, indicaron fuentes comunitarias. Ahora se trata de encontrar "puntos en común entre el (actual) programa griego y el plan del Gobierno" de Tsipras en las cuestiones técnicas, de cara a facilitar las delicadas negociaciones políticas que se llevarán a cabo el próximo lunes en la reunión del Eurogrupo entre los ministros de Finanzas de la zona euro.

Tsipras es consciente del "mandato" que ha recibido de los griegos para poner fin a las políticas de austeridad, pero también de que si quiere mantener al país en el euro, tiene que lograr un acuerdo con sus socios y las instituciones que forman la troika, independientemente del nombre que ese grupo adopte en el futuro. "Estamos definitivamente obligados a seguir y cumplir" las reglas europeas aunque no esté de acuerdo con ellas, reconoció Tsipras esta madrugada al término de la cumbre, pero recalcó que ello hay que combinarlo con el deseo de los griegos de acabar con la austeridad.

Uno de los primeros gestos europeos hacia Syriza ha sido desterrar la palabra troika del discurso oficial, lo que ha permitido a Tsipras proclamar en Bruselas que "la troika ya no existe", pese a que la canciller alemana, Angela Merkel, la pronunciaba momentos antes unos pisos más abajo. "No hay un deseo particular por parte de nadie de llamarlo troika (...), los nombres son nombres", dijeron las fuentes, que comprenden que la tríada conlleve un "cierto simbolismo" para Grecia.

En cualquier caso, este es un gesto menor frente a los puntos fundamentales de la discusión: con qué tipo de respaldo financiero contará (o no) Grecia a partir de la medianoche del próximo día 28, qué reformas y ajustes tendrá que seguir aplicando el país y cuáles podría sustituir por nuevas medidas. Tsipras quiere un programa financiero puente que asegure que el país puede afrontar sus pagos los próximos meses hasta lograr un acuerdo definitivo, en torno a agosto, y un mayor margen para financiarse y suavizar los ajustes fiscales. "No es crucial una extensión del rescate", explicaron las fuentes, que indicaron que no descartarían la posibilidad de que se acuerde un programa nuevo.

Atenas necesita respaldo financiero para afrontar pagos próximos, pero además un programa abriría la puerta de que el BCE revoque su reciente decisión de no aceptar los bonos griegos como garantía en sus operaciones de refinanciación, cerrando una importante vía de liquidez al sistema griego con un bajo tipo del 0,05%. Ahora los bancos griegos tienen que recurrir al mecanismo urgente de provisión de liquidez (ELA), a un interés que ronda el 1,55%, una línea que Fráncfort decide cada semana si mantiene abierta o no, y que también puede decidir cerrar si considera que los bancos griegos no son solventes.

Tsipras también quiere sustituir una tercera parte de las medidas a las que se comprometió el anterior Gobierno heleno a cambio del rescate financiero por un plan más acorde con sus líneas políticas. "El programa no es un libro sagrado que una vez que se ha acordado el proceso no se puede cambiar una palabra", explicaron las fuentes comunitarias, que recordaron que ya se ha modificado la asistencia concedida a Atenas durante estos años.

Sin embargo, las negociaciones serán duras, ya que es necesario que Tsipras convenza a sus socios de que las medidas que propone tendrán un efecto positivo sobre el crecimiento y no aumentará el déficit del país ni la deuda. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha señalado que "hay que mantener un enfoque de sentido común. Cuando el nuevo Gobierno griego anule algunas medidas antisociales, y algunas lo son, éstas tendrán que ser sustituidas por otras que desde el punto de vista presupuestario sean equivalentes".

Respecto a la deuda, la quita está descartada, pero podrían negociarse mejorar las condiciones del crédito. La deuda griega supera los 320.000 millones de euros, de los que un 62% corresponde a gobiernos europeos (contando los préstamos bilaterales y los canalizados por el fondo de rescate de la eurozona) y, en el caso concreto español, a 26.000 millones.

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