Tribuna Económica

joaquín aurioles

La burbuja turística

Una burbuja especulativa aparece cuando las expectativas sobre la evolución del precio de un activo aumentan más rápidamente que sus fundamentos; es decir, que su valor intrínseco. No todas las burbujas son el resultado de una deformación provocada por las expectativas; es decir, no todas son especulativas, pero suelen tener en común algún antecedente de desregulación y que son difíciles de identificar a corto plazo, debido a que el proceso de formación es lento, pero continuado, y a que sólo cuando ha transcurrido el tiempo suficiente resulta perceptible a través de las estadísticas.

En el caso del turismo, asistimos a una coyuntura sorprendente. En 2016 se barrieron todos los registros históricos, con más de 75 millones de turistas internacionales y los pronósticos indican que este año volverá a ocurrir lo mismo. Superado el primer test importante de la temporada, el de la Semana Santa, con 25,7 millones de pernoctaciones en hoteles en abril y un crecimiento del 4% durante el primer cuatrimestre, todo parece indicar que se cumplirán.

Si nos fijamos en el componente ciclo-tendencia (se eliminan los determinantes a corto plazo) de la serie de turistas alojados en hoteles, cuyo perfil era prácticamente plano a finales de 2012, observaremos que desde el verano de 2013 se ha mantenido casi todo el tiempo por encima del 5% y del 10% durante 2016. Las pernoctaciones han tenido un comportamiento más volátil hasta mediados de 2015, aunque siempre positivo durante los últimos cuatro años, apuntando que los turistas no han dejado de venir durante la crisis, aunque reduciendo el gasto y la estancia media hasta finales de 2014. En 2015 todos los indicadores comienzan a repuntar y entre sus consecuencias hay que destacar la recuperación de precios y márgenes, de la rentabilidad de los activos y del empleo en el sector.

La recuperación de la economía es responsable en parte, sobre todo en lo que se refiere al turismo nacional, pero no la única ni la principal causa explicativa. En lo que se refiere al turismo internacional, es importante la crisis de seguridad en destinos exóticos, mientras que en los que se refiere al conjunto del sector, hay que destacar la profundización en algunas de las transformaciones internas de los últimos años. Si nos limitamos a los pilares básicos de la actividad (intermediación, transporte y alojamiento), se puede apreciar en la forma en que internet desplaza a las agencias de viaje de sus funciones de información y diseño de productos, en el auge imparable de las compañías low-cost (el 51,2% del turismo internacional entre enero y abril) y también en la profunda renovación de las opciones de alojamiento, tras el esplendor y caída del turismo residencial, la aparición de fórmulas novedosas, como el time sharing, o el más reciente fenómeno de los apartamentos turísticos. Para afinar en la valoración sobre el riesgo de burbuja en el turismo español merecerá la pena dedicar futuras colaboraciones a analizar en detalle alguno de los aspectos señalados, lo que probablemente ayude a comprender las razones esgrimidas por quienes consideran que tan acelerado ritmo de crecimiento puede ser insostenible.

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