Los precios de la gasolina y del gasóleo han registrado incrementos del 2,6% y del 2,8%, respectivamente, en la última semana, con lo que encadenan un mes de subidas semanales consecutivas, según datos recogidos a partir del Boletín Petrolero de la Unión Europea (EU). 

En concreto, el litro de gasolina se sitúa en 1,209 euros y acumula un encarecimiento del 8,2% desde mediados de enero. Su precio ha superado el umbral de los 1,2 euros por primera vez desde diciembre de 2014. En cuanto al gasóleo, cuesta de media 1,14 euros en los surtidores, un 7,9% más que a mediados de enero y un 3,4% más que al inicio del año. Su precio regresa de esta forma a niveles de diciembre. 

De esta manera, ambos combustibles mantienen esa tendencia al alza iniciada a mediados de enero debido al repunte en el precio del barril de crudo y que rompía así con la racha bajista en la que se encontraban inmersos los precios de los carburantes desde que a mediados del año pasado tocaran máximos anuales -de 1,456 euros para la gasolina y de 1,346 euros para el gasóleo- y arrancaran una secuencia de bajadas al abrigo del desplome en los precios del petróleo. 

Esta nueva subida refleja los precios medios de los combustibles durante la semana pasada, en la que el barril de crudo repuntó hasta situarse por encima de la barrera de los 60 dólares. En la actualidad, el Brent cuesta 59,1 dólares, mientras que el Texas 'sweet light' se cambiaba a 50,14 dólares. 

Con los niveles actuales, llenar el depósito medio de 55 litros de gasolina requiere 66,5 euros, 1,8 euros más que hace una semana, mientras que el del gasóleo cuesta 62,7 euros, también 1,8 euros más. 

Los carburantes siguen costando en España menos que en la media de la UE, donde el precio de la venta al públcio del litro de gasolina se sitúa en 1,352 euros y en 1,374 euros en la zona euro. Por su parte, el litro de gasóleo cuesta 1,244 euros de media en la UE de los 28 y 1,217 euros en la eurozona. El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal.