Economía

La mañana de la sopa fétida

  • Canal Sur dejó de emitir en la madrugada del miércoles para reiniciar una parrilla de circunstancias, como TVE, en el 29-S.

"Nada de contrastes de pareceres... contraste de garrotas", recomendaba un personaje de Don Erre que erre (1970), una de las películas elegidas por TVE para rellenar la programación matinal del 29-S. El amenazante secundario estaba dispuesto a agredir al cabezota protagonista de Paco Martínez Soria y uno de sus vecinos alertaba preocupado que, visto lo visto, se podía armar "otro 18 de julio". La película es la parábola chusca, y rancia, sobre un tozudo legalista que se enfrenta a todos, incluso a su banco. Este ectoplasma dickensiano de Cine de barrio garabateaba el 29 de septiembre. Puede ser que los contenidos de emergencia que las cadenas públicas amontonan en los días de huelga se programan al mal tuntún, pero la mirada se malicia en mañanas como la de este miércoles .

El reportaje que reservaba Canal Sur, por su parte, para la primera hora del sustituido Mira la vida era un documental sobre los animales más apestosos del universo. Un espacio no apto para acompañar al desayuno. El campeón mundial del mal olor, la mofeta, culminaba el listado de este episodio de The most extreme. Lo extremo en la naturaleza no tiene color ni tendencia. Las ociosas mañanas de huelga son también instructivas pese a la ausencia de los funcionarios de la RTVA. En ese apestoso documental conocimos de primera mano que el olor más nauseabundo es el llamado "sopa fétida", un compuesto de laboratorio formado por esencia de heces humanas y carne en descomposición. Algo huele muy mal en nuestra televisión.

Canal Sur, tras un breve avance informativo, dejó de emitir a las doce y cinco de la medianoche del miércoles. Un cartel anunciaba el paro convocado "por los sindicatos de clase" y hasta las ocho de la mañana no regresaron los contenidos, con un informativo reducido por los servicios mínimos. Enfrente en La 1 el Telediario matinal, pese a los medios limitados, no desentonaba. En lugar de Los desayunos apareció una de esas películas de saldo, Cómo está el servicio, hablando de una España pacata y clasista muy diferente a la que se precipitó hacia la crisis de todos nuestros males. TVE sí emitió de madrugada. En su programación de esta huelga destacarán más la juerga que se montaron Imanol Arias y Juan Echanove por Cádiz en Un país para comérselo. Un contraste al apagón de la movida del 88 o el "ce-cé, o-ó", de Urdaci en el 2002. Más que el desánimo, parece que en este tiempo cunde más la desidia.

Telecinco y Antena 3 contemplaron que el 29-S era una oportunidad para seguir pescando en el río revuelto del mismo presidente que les regaló la publicidad de RTVE. Los magacines de Ana Rosa Quintana y Susanna Griso relataban una mañana de huelga general que rozaba el conflicto bélico y el caos social. Cada programa echó toda la leña sensacionalista posible y en Antena 3 se cargaban las tintas más de la cuenta sobre los piquetes. "Esta es una huelga surrealisa, sin convicción", insistía Carlos Carnicero en El programa de Ana Rosa, donde se hablaba del estado de "depresión colectiva" que se vive en estos meses de apreturas desconocidas. El matinal de Telecinco se dirigía a las redes sociales para conocer los testimonios de una mañana con más ruido que nueces. Mientras, el reportero de Espejo público recorría calles y calles de Madrid en directo para contemplar los cristales rotos y las caras de indignación.

Por la tarde en lugar de España directo llegaron a TVE Españoles en el mundo y otro episodio de Destino: España, mientras que Canal Sur regresaba al cine tras su telenovela Toda una dama y haber programado un filme reciente, Una vida por delante, a la hora de Chuck Norris. "Soy yo la que sigue aquí", canturreaba entonces Nena Daconte para la señal internacional de Andalucía TV, con el persistente cartelón de los "sindicatos de clase". Era el decimonónico mensaje que recibían los medios madrileños y que informaban equivocadamente de la suspensión de la señal de la cadena andaluza.

El apagón de madrugada de Canal Sur era la negociada compensación por la emisión del partido de Champions, Valencia-Manchester United, ofrecido con comentaristas y sin incidencias. En la cadena catalana se lanzaba sin narración. Una presentación minimalista para el contenido más caro que sufragan a escote las olorosas autonómicas.

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