Macrojuicio

Está claro que ni Chaves ni Griñán ni los demás altos cargos se enriquecieron con las ayudas al desempleo

El otro día pasé frente al juzgado donde se ha iniciado el proceso a los antiguos dirigentes de la Junta acusados del fraude de los ERE. No es frecuente que dos ex presidentes y una veintena de altos cargos sean juzgados. Había tal revuelo de cámaras que mi hijo me preguntó qué pasaba. "Un juicio a políticos", le dije. "¿Cuánto han robado? ¿Mucho?", me preguntó. No supe qué contestar. Si se analizan fríamente los hechos, está claro que ni Chaves ni Griñán ni los demás altos cargos se enriquecieron con las ayudas al desempleo. Puede ser que algunos cargos de medio pelo metieran la mano -como el famoso personaje de las putas y la cocaína, o aquel sindicalista que decía tener escondidos bajo la cama billetes de banco suficientes para "asar una vaca"-, pero no creo que eso fuera una práctica generalizada. Más bien se trataba de una forma encubierta de comprar voluntades con dinero público. O dicho de otro modo, más bien se trataba de esa fea costumbre que en los años de la Restauración canovista se denominaba caciquismo y que ahora se pretende camuflar con bellas palabras del tipo "solidaridad con los trabajadores desfavorecidos". Pero todo sigue siendo caciquismo. Es decir, compra encubierta de votos. Y populismo de medio pelo.

A pesar de las exageraciones de cierta prensa, lo que hizo el PSOE andaluz no tiene nada que ver con la cleptocracia del PP madrileño (y valenciano, y balear), ni tampoco con la cleptocracia catalana del clan de los Pujoles. Para nada. Pero eso no libra al PSOE andaluz de responsabilidades muy graves. De entrada, del uso de los fondos públicos como si fueran fondos privados. Y además, de haber instalado una parálisis institucional que lleva años y años perpetuándose. Con una alarmante falta de ideas. Y con una vergonzosa autocomplacencia. Y con una burocracia elefantiásica que lastra cualquier posibilidad de despegue económico. Y eso por no hablar del Canal Sur de la copla y Juan y Medio. ¡La Andalucía imparable!

Andalucía es la única comunidad en la que jamás ha habido una alternancia en el gobierno. Ésa sí que es una vergüenza peor que los ERE. Y esa vergüenza, además, nos concierne a todos, porque todos formamos parte de esa enclenque sociedad civil que no ha sido capaz de fabricar una alternativa de gobierno, ni a la derecha ni a la izquierda. Doble vergüenza para todos nosotros.

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