El palermo violeta

El legado de La Roldana

  • La creación es otra de las disciplinas donde las mujeres se han incorporado con fuerza y con pleno derecho dentro de la Semana Santa.

Lourdes Hernández, imaginera; Carmen Bahima, restauradora, y Nuria Barrera, pintora, tres artistas en la puerta del Museo de Bellas Artes.

Lourdes Hernández, imaginera; Carmen Bahima, restauradora, y Nuria Barrera, pintora, tres artistas en la puerta del Museo de Bellas Artes. / fotos: m. j. lópez

La Semana Santa es una fiesta religiosa con una importante carga artística que es necesaria conservar y mejorar, siempre dentro de los cánones y la idiosincrasia de cada corporación. Las hermandades en líneas generales y cada vez más, confían en las profesionales de las diferentes disciplinas artísticas. Eso sí, la mayoría de ellas han tenido que demostrar su valía a lo largo de los años y con cada trabajo, "como ocurre con nuestros compañeros". Son, como explica Nuria Barrera durante este encuentro, representantes de las tres fases que tiene el trabajo artístico: crean, cuentan y cuidan. Y, además, herederas de todas aquellas mujeres que a lo largo de los siglos han contribuido a la riqueza patrimonial de la Semana Santa.

NURIA BARRERA: "En el mundo del arte, el hecho de ser hombre o mujer no discrimina a la hora de encargar temas. La profesionalidad está por encima de todas estas cosas y el reconocimiento es cuestión de trabajo continuo".

LOURDES HERNÁNDEZ: "El sector de la imaginería ha evolucionado mucho en los últimos años hasta dar un giro de 180 grados. Cuando empecé a hacer mis primeros trabajos, en el año 1994, el concepto artístico de las hermandades de Sevilla estaba a años luz de las del resto de España porque siempre esta ciudad ha sido un referente. Mis primeros trabajos fueron para otras ciudades y, salvo excepciones, siempre he sido muy apoyada. En Sevilla ha costado un poco más introducir la obra, pero por el hecho de ser una artista nueva, no creo que por ser mujer. Hay que tener en cuenta que no existían las redes sociales y era difícil que conocieran mi obra sin trasladarse al taller. Con la llegada del mundo web se ha universalizado mucho la posibilidad de mostrar nuestro trabajo. Sobre todo pesa el currículum y la confianza profesional".

CARMEN BAHIMA: "La mayor presión que puedo tener a la hora de trabajar para una hermandad de Sevilla no está relacionada con el hecho de ser mujer, ya que es lo mismo que cualquier artista que trabaje para algo relacionado con la Semana Santa, sino el peso específico, el prestigio y la proyección que tiene cualquier trabajo en este sentido".

N. B.: "En relación con el mundo de las hermandades no he tenido nunca ningún tipo de problema por ser mujer. Cuando se hace un encargo tiene más que ver la trayectoria profesional que garantice el resultado esperado".

Lourdes Hernández, imaginera y escritora. Lourdes Hernández, imaginera y escritora.

Lourdes Hernández, imaginera y escritora. / M.J.López

L. H.: "No he tenido ningún problema a la hora de recibir encargos por el hecho de ser mujer. Pero, sólo una curiosidad, el 90% de las temáticas de los cuadros es el cuerpo femenino. Sin embargo, sólo hay un 5% de autores de estos cuadros que sean mujeres. En la escultura, aún hay menos mujeres. Es cierto, que para esta disciplina artística se requieren ciertas aptitudes físicas; pero yo soy mujer y escultora. Es decir, no es imposible. Por otro lado, siempre ha habido más mujeres de las que se tiene constancia a lo largo de la historia, creando arte. Hay que tener en cuenta que no solían firmar sus obras o, si lo hacían, era con el nombre del dueño del taller, que en la mayoría de los casos, siempre era un hombre".

C. B.: "Trabajar en Sevilla crea una presión importante en el artista. En el tema de la conservación ha sido más difícil convencer a las hermandades de que tienen que seguir unas determinadas pautas para cuidar su patrimonio artístico. Pero esto es independiente de si eres hombre o mujer. Lo que ha costado trabajo es que entiendan que no todo vale a la hora de tratar con una imagen que, además, es objeto de devoción. En este sentido se ha avanzado mucho en los últimos años, pero hay que seguir trabajando con ello. Esto es una carrera de fondo en la que lo importante no es la velocidad, sino llegar lo mejor posible ".

Carmen Bahima, restauradora. Carmen Bahima, restauradora.

Carmen Bahima, restauradora. / M.J.López

L. H.: "El problema es que se le ha dado un halo de romanticismo a las imágenes, incluso que nosotros mismos, los artistas, hemos contribuido a que esto sea así. Se ha contribuido a una incultura que es incapaz de distinguir lo que es imagen de lo que es divinidad. Es necesario que sean conscientes de que necesita unos cuidados especiales porque detrás de esa devoción hay una talla con valor artístico y, en muchas ocasiones, histórico, que requiere de un mantenimiento profesional. Si ocultas que la madera tiene que respirar, que no todo vale, es complicado que asuman la necesidad de cuidados".

L. H.: "Hay momentos más complicados, como cuando una hermandad, ya constituida, afronta el cambio de un titular. Entonces hay que actuar con más tiento, asesorarle y explicarle que no se puede romper tan radicalmente con las devociones, etcétera. Otra cosa es cuando llega una hermandad desde cero. Entonces trabajas con plena libertad. Lo que ha sido un acierto es la creación de comisiones artísticas cuando hay profesionales en ellas ".

C. B.: "Estas comisiones son bienvenidas siempre que sean formadas por personas profesionales que tienen que ver con las disciplinas artísticas. Asimismo, tienen que tener claro qué es susceptible de ser restaurado y qué no."

Nuria Barrera, pintora. Nuria Barrera, pintora.

Nuria Barrera, pintora. / M.J.López

N. B.: "Cuando tengo un encargo, no dejo que vean la obra hasta que esté terminada. Siempre trabajo con mucha libertad en este sentido. Para hacer mi trabajo investigo, visito, estudio, etcétera. La obra de arte necesita un trabajo de documentación previo a la ejecución".

L. H.: "Es importante dignificar el propio trabajo. Tenemos que decir: 'esto vale tanto, y para que sea digno, tiene unos tiempos que se deben cumplir porque lleva mi firma'. Somos nosotras quienes tenemos que poner los límites".

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