encuentro con la blanca paloma

Los rocieros del Condado realizan el camino a la aldea

  • Las filiales de Lucena, Bonares, La Palma, Bollullos, Rociana y Niebla se unen a la romería

Extenuados y cansados por la intensa jornada de peregrinación, pero con el júbilo natural de alcanzar el destino y postrarse frente a la anhelada mirada de la Virgen del Rocío. Así alcanzaron esas benditas marismas de Doñana las hermandades de Lucena, Bonares, La Palma, Bollullos, Rociana y Niebla, que en la jornada de ayer se echaron a los caminos dejando prácticamente huérfanos de hálito humano sus propias villas.

Tras el propio Almonte, no es aventurado afirmar que los municipios que proporcionalmente a su población más ciudadanos movilizan hacia la aldea sean los del Condado, que consideran como propia una romería a la que ya acudían sus ancestros y cuya festividad de Pentecostés se encuentra fuertemente enraizada entre la población.

La presidenta de la Hermandad del Rocío de Rociana del Condado, Rocío Trigueros, afirmó en su día que percibía un mayor número de personas interesadas en acudir a la romería de este 2017. Su pronóstico no pudo ser más certero y en el municipio quizá no se recuerde en el último lustro un mayor número de peregrinos recorriendo esas arenas que le conectan físicamente con la aldea.

Ya en la misa de romeros, celebrada en la parroquia San Bartolomé Apóstol, se constató esta masiva presencia de hermanos. Una realidad que se subrayaría tras la despedida de la Patrona, la Virgen del Socorro, momento en el que el Simpecado puso rumbo al sureste, punto cardinal donde se emplaza la Señora.

La Palma del Condado fue una de las más madrugadoras. No sólo porque el año pasado adelantase su partida a la aldea a la jornada del jueves, sino que para completar su maratón hacia su destino los palmerinos se vieron obligados a celebrar la Misa de Romeros a las 6:45. Un sacrificio que bien valió la pena y cuya recompensa fue llegar frente a la Reina de las Marismas, que dio fuerzas a todos aquellos que acudieron a pie frente a la carreta.

En Bollullos, el Coro Arenas del Camino intervino en la eucaristía que se celebró en la Capilla de Jesús. Desde ahí emergió el Simpecado que desfiló ante un gran número de ciudadanos por las calles Pérez y Vacas, Soledad, Mariano Ayala y avenida de la Constitución, donde frente al monumento de la Virgen de la Mercedes en nombre del Ayuntamiento el alcalde, Rubén Rodríguez, hizo entrega de un ramo de flores a la Hermandad. Otro de los puntos clave del recorrido fue la parada en la plaza del Lejío, donde se emplaza el monumento a la Virgen del Rocío. Frente a ella se cantó la emblemática Salve y la hermandad depositó un ramo de flores.

Con miles de vecinos acompañando a la carreta, Bollullos se hecho a los caminos para festejar la fiesta de Pentecostés. Este año el Ayuntamiento fletó dos autobuses para que los peregrinos regresasen a sus casas tras completar la entrada a El Rocío, que se produjo sobrepasada las diez de la noche.

Bonares también disfrutó de un magnífico día de camino amparado por el buen tiempo que reinó durante toda la jornada. La peregrinación partió de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción para acudir a El Corchito, en cuyo paraje se celebró la eucaristía. Su peregrinaje volvió a escenificar la enorme devoción que el municipio le procesa a la Patrona almonteña.

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