Entrevistas

"¡Cuidado con los buenismos y el multiculturalismo!"

-¿Por qué razón se educó en Marruecos?

-Vivía en Tetuán con mis tíos, que actuaron como padres adoptivos tras la Guerra Civil.

-¿Le educaron como católico?

-Sí, pero tuve la oportunidad de relacionarme con otras culturas. Compartía con marroquíes juegos, celebraciones y, por qué no decirlo, peleas a pedradas.

-¿Tan mal se llevaban?

-Al contrario. Llegué a ser testigo de un acto musulmán de rogativa de lluvias que, partiendo de una mezquita, concluyó en el atrio de la iglesia católica de Tetuán.

-Eran otros tiempos.

-Había respeto mutuo. Recuerdo ir por el barrio moro de Tetuán con mi tío Juan, que era un médico a la antigua usanza, y no poder avanzar porque muchas personas se acercaban para darle las gracias por este o aquel favor.

-¿La palabra moro no estaba mal vista?

-La palabra moro es una contracción del mauro latino con el que los romanos designaban a los habitantes de la Mauritania Tingitana. No debería de considerarse un insulto.

-Pero si se usa peyorativamente…

-Lo políticamente correcto no pasa de ser una moda falsaria. Los españoles de entonces habían vivido una guerra y llamaban al moro, moro, y al negro, negro.

-No se andaban con florituras.

-Tras la independencia de Marruecos, una española pidió una conferencia con Zamora, "sin demora". Y la telefonista respondió: "Ya se que Zamora se escribe con Z no con D… Y, por cierto, no soy una mora. ¡Soy una señorita marroquí!".

-¿Qué ha cambiado desde entonces?

-En los años sesenta las marroquíes usaban biquini. Hace un par de años, sin embargo, la Policía tuvo que proteger a las bañistas de los ataques integristas en playas de Casablanca.

-¿Hay una vuelta al pañuelo?

-Conviene no mezclar. ¿Por qué razón no debería ir con pañuelo una mujer musulmana? Otra es que traten de imponer los restrictivos que se practican en países arabomusulmanes.

-¿El islam se ha radicalizado?

-La religión puede ser un factor de ennoblecimiento o convertirse en justificación de asesinatos. ¡Cuidado con los buenismos y el multiculturalismo, porque no es verdad que todas las culturas merezcan el mismo respeto!

-¿No?

-Nos ha costado mucho esfuerzo llegar a la generosidad intelectual que se enmarca en el Estado laico y debemos protegerla de todo tipo de fanatismo.

-¿Los ulemas son fanáticos?

-Los ulemas, los mulás o los imanes son los doctores en religión. Tienen, al igual que nuestros obispos y cardenales, la exclusiva de la franquicia divina.

-¿Y…?

-Ellos deciden e interpretan, normalmente a favor de los poderosos.

-¿Pero cuál es su conspiración?

-La que han urdido a través de los siglos, secuestrando la idea de un Dios/Jehová/Allah luminoso y sustituyéndola por la de un ser perennemente cabreado y despótico.

-¿Son compatibles islam y democracia?

-Sin duda. Ése fue el ejemplo que dio el fundador del islam y esa fue la realidad que tergiversaron y manipularon sus sucesores. Pero no hay nada en el islam que niegue el ideal democrático.

-¿Somos más árabes de lo que creemos?

-La arabidad de los andaluces es un tópico. Los estudios genéticos y de ADN van por otro lado: lo único que se sabe con precisión es que los vascos tienen un alto componente berebere en su carta genética.

-¡No me diga!

-Árabes de raza vinieron pocos a España. Otra cosa es la religión: en España perviven costumbres de origen islámico, romano y castellano.

-¿Somos muy heterodoxos?

-Averroes es un ejemplo de esa heterodoxia: fue un cordobés, gran conocedor de la filosofía griega. Musulmán, pero occidental en sus hechuras intelectuales. Andalucía fue la cuna de un islam distinto y sospechoso para los ulemas y los ortodoxos de Oriente.

-¿Ésa fue su herencia?

-La herencia religiosa es lo más importante que nos dejaron los árabes. Ni los baños, copiados de los romanos, ni el flamenco, que es una fusión. Creo que esa herencia fructificará en un islam español, ejemplar en sus contenidos democráticos.

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