Entrevistas

"No soy Galileo, pero he revolucionado la investigación por la vida"

-¿Cuántos niños son fruto de su técnica?

-Casi un millón de niños han venido al mundo con la ayuda de la técnica de microinyección, que empecé a utilizar hace veinticinco años.

-Luego es el padre científico de esos niños.

-Exactamente. Directamente he traído al mundo a más de diez mil niños en 40 años. Desde que comenzaron a emplearse las técnicas reproductivas en Inglaterra ha habido 4 millones de nacimientos.

-¿Aún defiende la clonación reproductiva?

-Eso lo hicimos hace una década. Trabajé con un hombre que perdió los testículos en un accidente. Investigamos la clonación porque quería intentar trasmitir sus genes antes de aceptar una donación.

-¿Y cómo se clona una persona?

-Coges una célula e introduces su material genético en otra para desarrollar un niño exactamente igual. Pero esa técnica se abandonó hace más de ocho años, porque los resultados eran muy pobres.

-¿Con qué proporción de éxito?

-Vea el caso de la oveja Dolly. Para que naciera hubo que hacer 300 intentos.

-Me refería a la clonación humana.

-Hace diez años nacieron tres niños clonados en el Este de Europa. Pero hubo que hacer doscientas tentativas.

-¿Siguen vivos?

-Sí.

-¿Cuál es ahora su alternativa?

-En los casos de hombres con problemas en los espermatozoides usamos lentes de gran aumento. ¡Se obtienen resultados positivos en el 98% de los casos!

-¿Y para el resto?

-Ahora vemos posible transformar una célula madre en un espermatozoide o un óvulo. Puede ser el futuro para muchas parejas.

-¿Los límites son científicos, más que éticos?

-El cambio de orientación obedece a razones puramente científicas. Aunque se haya abandonado la clonación reproductiva -menos en Rusia- se sigue trabajando en la clonación terapéutica, para curar enfermedades.

-¿Pero debe haber límites éticos?

-Siempre que ayudas a una pareja a tener un niño ejerces la ética. Lo injusto es restringir la libertad de las parejas a ser padres.

-¿De qué restricciones habla?

-De las que afectan al trabajo con óvulos, semen de donantes y al análisis de diagnóstico preimplantacional. Hemos presentado recursos contra la legislación vigente en Italia, Alemania y otros países.

-¿España en qué punto está?

-Es el país que mejor comprende el derecho humano a la reproducción. Aunque la Iglesia de Italia y los grupos clericales lo presentan como un país carente de ética, difamándolo.

-¿Ve la doctrina de la Iglesia como un obstáculo?

-Para empezar, pienso que la ética de la Iglesia es muy discutible: es la ética del pedófilo, la corrupción y la hipocresía. Italia es un reducto talibán, seguida de Alemania y Suiza.

-Alemania no es un país católico.

-Pero vive condicionada por el recuerdo de Mengele. ¡Estoy muy contento de poder trabajar en la España de Zapatero!

-¿Por qué razón?

-Me interesa colaborar de lleno en la investigación con células madre. Andalucía posee una de las legislaciones más avanzadas al respecto.

-¿De qué aportación científica se siente orgulloso?

-Ha habido muchas. La microinyección de los espermatozoides en el óvulo, la eclosión asistida… Un acontecimiento increíble fue la introducción de programas de natalidad para mujeres con diez años de menopausia.

-Ése es otro debate algo espinoso.

-Nos hemos marcado el máximo de 63 años para la maternidad. La esperanza de vida de las mujeres es de 83 años.

-¡Pero una mujer a esa edad es muy mayor!

-Nunca fecundamos a alguien que no esté en perfectas condiciones. ¡Rehusé hacer el tratamiento a una mujer porque tenía la tensión alta!

-¿Se considera un nuevo Galileo?

-Soy un hombre muy normal, nada que ver con Galileo, que fue grandísimo. Pero considero que he protagonizado una revolución científica y cultural en la investigación por la vida.

-¿No se siente perseguido por su trabajo?

-No. Soy muy amado en todo el mundo. Y también la mayor parte de los italianos me aprecian, menos los integristas católicos.

-La tiene tomada con la Iglesia.

-La Iglesia comete el mismo error que cuando condenó a Galileo, se opuso a la cirugía o al primer trasplante de corazón.

-¿La manipulación de embriones puede llevar al racismo?

-Eso lanza la Iglesia y difunden medios de comunicación porque es fácilmente vendible. ¡Ningún embrión se manipula!

-Pero se seleccionan…

-Sólo se seleccionan cuando hay padres que tienen alguna enfermedad y quieren un hijo sano. Otra cosa sería buscar niños más rubios, o más inteligentes. Eso sí sería manipulación.

-¿Y cómo evitar que otros lo hagan?

-Las investigaciones y la técnica deben tener como único objetivo el derecho de los padres a tener un hijo sano. No manipulado y no seleccionado. Ése es el principio que debe inspirar la legislación.

-¿Un ser clonado tendría alma?

-Ésa es la pregunta estúpida que se hacían los raelianos. La cuestión es si un hombre clonado es una ofensa a la dignidad humana. ¡Y no lo es!

-¿Y si surge un nuevo Hitler?

-Manejamos técnicas muy complicadas, en grandes centros de investigación, fuera del alcance de cualquier visionario. Los expertos en medicina reproductiva se conocen todos. Hay control.

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