Joaquín Estefanía. Periodista

"Grecia es la cobaya y el laboratorio de la crisis"

  • Empezó en Informaciones, fue jefe de economía de Cuadernos para el Diálogo. Tenía 25 años cuando sale El País en 1976, periódico que dirigió entre 1988 y 1993 sustituyendo a Juan Luis Cebrián.

-Después de los últimos datos de empleo y crecimiento, ¿ve el vaso medio lleno o medio vacío?

-Hay que verlos a largo plazo, como tendencia. Está claro que se va a seguir creando empleo. A diferencia de los países de nuestro entorno, en Grecia y en España el desempleo ha ido creciendo de una manera exponencial.

 

-¿Salimos de la crisis?

-Lo que ha ocurrido, más que a causa de la crisis económica, ha sido consecuencia de cómo se ha gestionado esa crisis. Unas reformas laborales que han creado un empleo temporal, a tiempo parcial, muy mal pagado. Ha supuesto un país empobrecido.

 

-¿Se tragaron los informativos la crisis griega?

-Se ha producido un cansancio después de una sucesión de noticias diarias. Pero volverá a hablarse y mucho de Grecia porque se le ha dado una salida falsa. Grecia ha sido el laboratorio, la cobaya de la crisis.

 

-¿Queda lejos, y no hablamos de geografía?

-En absoluto. Hay una parte del mundo que sorprendentemente está saliendo bien de la crisis, me refiero a América Latina. Siempre fue la mal pagada y ahora ha sido la gran beneficiada. En el sur de Europa ha pasado todo lo contrario.

 

-¿Contra quién se rebelan las élites?

-En los últimos cuarenta años se ha producido una transferencia gigantesca de poder y de riqueza en el mundo. Ha crecido la desigualdad económica, la política y la desigualdad de oportunidades. Los hijos de los trabajadores tienen   menos oportunidades que los hijos de las élites. Éstas se encerraron en ellas mismas, tienen su seguridad privada, su sanidad privada, su educación de élite. Como viven en su propio mundo, se rebelan para no ser solidarias con el resto. Quieren pagar más impuestos indirectos y menos directos o de sucesiones y de propiedades.


-Dirigió El País entre 1988 y 1993. Una portada de ese periodo: la caída del Muro de Berlín...

-Con él acababa el comunismo, el socialismo real. En los años 80 la revolución conservadora acabó con el keynesianismo, fue la derrota de la socialdemocracia. Y la crisis de 2007 supuso un debilitamiento de la democracia. Los poderes económicos, que no son representativos, eran más fuertes que los poderes políticos.

 

-Otra portada. Juegos de Barcelona 92. ¿Una ciudad que se abría al mundo se cierra a España?

-Está muy bien visto. Aquello fue la consolidación no sólo de Cataluña, sino de toda España como los alemanes del sur. Los Juegos, la Expo de Sevilla, suponía que España entraba en la modernidad y no había marcha atrás. No digo que Cataluña esté ahora contra esa modernidad, pero se está produciendo una reacción que no es exclusiva de España.

 

-A usted se le vincula con Cantabria...

-Mi padre es cántabro y allí voy a encerrarme, a escribir oyendo música.

 

-¿Ana Patria Botín, la presidenta del Banco Santander, es la mujer con más poder de España?

-Es una mujer con mucho poder no sólo en España sino en el mundo entero. No se ha producido, como se podía haber intuido, ningún trastorno en la sucesión de un personaje tan espectacular para lo bueno y para lo malo como Emilio Botín. Ha cogido muy bien las riendas del banco.

 

-Todos esperando el fichaje en Europa de De Guindos y se fue Casillas...

-Lo de Luis de Guindos fue una operación mediática del Gobierno español.

 

-Nos volvió a golear Holanda...

-El comisario holandés era el favorito. Yo soy madridista y muy casillista.

 

-Marquitos, Gento, Santillana. ¿Faltan cántabros en el Madrid?

-Y madridistas en el Racing. Corren malos tiempos por el Sardinero.

 

-¿La muerte de José Sazatornil, Saza, revive la imagen de España como La escopeta nacional?

-Más que La escopeta nacional, que remite al franquismo, es un capitalismo de amiguetes. Da la sensación de que las cosas no se resuelven en el Parlamento, que es el marco natural, sino en los palcos de un club de fútbol, en comidas y cenas.


-El equivalente a la montería de la película. ¿Es un país más de Torrente que de Berlanga?

-Sigue teniendo muchas cosas de Berlanga.

 

-¿El empleo es como la telefonía, cada vez menos fijo y más móvil?

-Independientemente de la reflexión autónoma que cada país haga sobre la flexibilidad o falta de flexibilidad del mercado laboral, sobre el despido libre o no, barato o caro, temas de los que se viene hablando en los últimos 30 años, la gran asignatura pendiente de la economía española es la reforma empresarial. Está a años luz de los países de nuestro entorno.

 

-¿Es optimista con el oficio?

-Los japoneses acaban de comprar el Financial Times. Lo importante no son los soportes, sino la calidad.

 

-Entre sus muchos libros, ¿vendrá una novela?

-Mi mujer es novelista, pero yo no me veo capaz.

 

-¿Fue un reto sustituir a Juan Luis Cebrián?

-Era la sustitución de un periodista joven por otro. Llegué a El País justo después del 23-F, cuando el periódico sacó la edición especial aquella noche.

 

-En 2001 hizo un Diccionario de la nueva economía. ¿Se quedó antiguo?

-Me han propuesto hacer una revisión de ese diccionario 15 años después. Habría que incorporar nuevos conceptos. El primero, la Gran Recesión. Conocíamos la Gran Depresión de los años treinta. La Gran Recesión es una segunda Gran Depresión más larga y profunda. La globalización ya se ha asentado como concepto fundamental. Volvería a incluir un término, estanflación, estancamiento e inflación, que cobró fortuna en los años setenta con la crisis del petróleo y después desapareció. Los enfoques han cambiado. El concepto de nacionalización, por ejemplo, se asociaba con políticas de derechas o de izquierdas y eso desapareció por completo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios