Entrevistas

"UGT y CCOO nos han dejado solos en la defensa de lo público"

Domingo Fernández es la cabeza visible de un sindicato aún joven y en expansión, que ha demostrado su peso creciente en las reivindicaciones contra la reordenación del sector público en Andalucía.

-CSI-F ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años.

-CSI-F lleva un crecimiento constante en los últimos seis años. En los últimos cuatro ha aumentado más de un 20% en representación. En afiliación ha sido constante, todos los años un 10%.

-¿Su expansión es directamente proporcional a la caída de popularidad del Gobierno?

-No, en cualquier caso podría tener algo que ver con el desgaste que tienen los sindicatos que apoyan al Gobierno. Como tienen obediencias políticas que nosotros no tenemos nos han dejado en algunos casos solos en la defensa de lo público.

-UGT y CCOO se declaran de izquierdas, ¿y CSI-F?

-Nosotros no entendemos de izquierdas y derechas. Respetamos a los sindicatos que tienen referente político, pero nosotros no nos movemos por él. Para nosotros lo importante es la profesión, nos definimos como un sindicato profesional.

-Sin embargo se les califica de brazo sindical del PP.

-En ocasiones nos hemos entendido con gobiernos del PP, pero en mi experiencia (16 años como presidente nacional) he alcanzado acuerdos más importantes con gobiernos socialistas. Niego la mayor.

-La relación con el Gobierno andaluz no parece buena.

-Ha sido siempre más difícil. En una primera época nos entendíamos muy bien. Esto empezó a romperse con los gobiernos de Manuel Chaves, que adoptó una política muy sectaria.

-¿En qué se ha traducido?

-Hemos tenido que ganar muchas cosas en los tribunales, como las residencias de tiempo libre, nos han negado todo. Y pese a ello hemos seguido creciendo y en función pública somos imprescindibles. No se puede hacer nada sin nuestro sindicato y ese es el error que han cometido.

-¿No era posible el acuerdo?

-El Gobierno de Chaves y los consejeros últimos que ha tenido han impedido que llegásemos a acuerdos. Lo peor es que esa manera de llevar la función pública la ha trasladado a Madrid.

-¿Considera necesaria la reforma profunda de la función pública?

-Hace falta, pero eso es desarrollar el estatuto básico, las leyes de la función pública, la Administración del Estado y las comunidades autónomas. Era el compromiso de la vicepresidenta primera y al entrar este ministro se ha acabado todo. Esperemos que venga otro ministro u otro gobierno y a ver si podemos retomar el tema.

-¿Significa eso reducir entes y personal?

-En general no sobran funcionarios. En los grandes colectivos faltan profesores, personal sanitario, policías, justicia. Sí es verdad que las administraciones autonómicas y locales han encontrado en la función pública el sitio para meter por la puerta de atrás a su gente y hay plantillas muy infladas.

-¿Se refiere a las empresas públicas?

-En muchos sitios, y en Andalucía más que ninguno, se están creando administraciones paralelas con estas empresas. Y algunas son sólo la manera de colocar a los afines, distraer dinero (aplicarlo fuera de los controles administrativos) y están asumiendo competencias que sólo pueden desempeñar funcionarios de carrera.

-Los enchufados, resumen ustedes.

-Los que han colocado por la puerta de atrás en muchos sitios ahora, cuando creen que van a perder el gobierno, quieren dejarlos como fijos, y eso no lo vamos a permitir. Aquí y en otras comunidades, lo que pasa es que lo que está ocurriendo aquí ha ido mucho más lejos.

-¿Qué le parece el copago de los servicios públicos?

- Hay unos servicios públicos básicos que tiene que dar un Estado. Ya salen de los impuestos que pagamos los ciudadanos.

-¿Hay un descrédito sindical, igual que político?

-Creo que si hay un colectivo desacreditado y se lo ha ganado a pulso es el de los políticos. En cuanto a los sindicatos, si sólo se piensa en CCOO y UGT, que son empresas y máquinas y no sólo entran en el terreno del trabajo, sino que quieren hasta legislar...

-Son los más representativos.

-Los sindicatos, todos, hacemos falta y todos no somos iguales. Debe haber opciones para que la sociedad decida a quién apoyar.

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