-Trabaja para Reuters, el sueño de muchos fotógrafos. ¿Cómo lo consiguió?

-Trabajar para la agencia más importante de noticias internacionales como es Reuters es para mí, usando un símil, como un jugador de fútbol que juega en la Champions League, pero los 365 días. Hubo un tiempo que estuve de suplente en el banquillo, pero con un poco de suerte, paciencia, sacrificio y confianza en mí mismo, logré pasar por todas las categorías del fútbol hasta llegar aquí. El nivel y la competencia en estos niveles del fotoperiodismo son muy exigentes. ¿Cómo lo conseguí? Gracias a todas las personas que cuando no era nada, me ayudaron y confiaron en mí.

Me encargan fotografiar algo diferente cada día, en lugares diferentes. Trabajo no, es un privilegio

-¿Cuál es el logro del que se siente más orgulloso?

-Sentirse orgulloso por un logro es relativo. Cualquier logro personal no lo es, porque detrás de cada logro hay un sinfín de personas que también ponen de su parte y te guían para conseguirlo. También pertenece a ellas. En relación a algunas de mi fotografías, me quedo con una que, sin ser nada del otro mundo, sirvió para que, allá por 2013, el director de un importante banco la viera en la portada de El País, removiéndose algo en su cabeza, cambiando su decisión de desahuciar a un señor mayor de su vivienda por una dación en pago, cosa difícil en aquella época. La foto era sobre una protesta de este señor con un grupo de personas delante de la puerta del banco. Entre todos lo logramos.

-¿Un reto pendiente?

-El día a día. Ponerse grandes retos puede ser desastroso para la mente por el desgaste si no se superan. Mi reto fotográfico es lo próximo que tenga que fotografiar.

-¿A quién o qué le gustaría retratar?

-A un extraterrestre y el ovni con el extraterrestre. Además, a la cultura y vida cotidiana en Corea del Norte.

-¿Por qué en Reuters firma como Jon Nazca?

-A veces, el cuerpo, la mente y el corazón vibran con algún lugar de la Tierra aunque ni siquiera hayamos estado allí. Nazca, tiene algo de eso para mí. Todo el misterio que contiene y rodea esa ciudad me fascina e identifica. También algo de una buena marca comercial como nombre, aunque llega un momento que ya no la siento como una marca, eres tú mismo. Es maravilloso y muy práctico tener doble nombre, darle uso a conveniencia en diferentes situaciones. El nombre nació entre dos personas, casi como un hijo.

-¿Cómo nació su afición por la fotografía?

-Tuve la suerte de tener un mentor, Paco Marín, mi profesor de Ciencias en el instituto. Durante una Semana Blanca, Paco proyectó un audiovisual con fotografías suyas a los alumnos. Allí encontré mi afición. Incluso me cambié de clase para tenerlo a él como profesor. Me guió en todo esto de la fotografía.

-¿A qué edad se compró su primera cámara? ¿Tuvo que ahorrar mucho para comprarla?

-A los 16 años, una Nikon réflex, de carrete. Mientras estudiaba tuve que trabajar como camarero y cocinero para pagarla. Nada más y nada menos que 120.000 pesetas de las de antes. Mucho dinero entonces.

-¿Cuando no trabaja, también hace fotos?

-Cuando no trabajo, intento descansar haciendo otras actividades para tener agilidad mental para el momento de hacer las fotos. Cuando estoy en casa busco información, leo periódicos, miro las redes sociales; lo que debe hacer un fotoperiodista para estar al día. De todas maneras, lo que hago no lo considero un trabajo con todas sus letras. Imagina que te encargan fotografiar cada día algo diferente, en lugares diferentes y encima te pagan por ello. En realidad es un privilegio...

-¿Hay precariedad entre los reporteros gráficos?

-Mejor pongamos la exclamaciones a la pregunta. ¡Hay precariedad entre los reporteros gráficos! Muchísima. En parte por el intrusismo.

-Se dice que una imagen vale más que mil palabras, pero hay que captar esa imagen...

-Al igual que el periodista lo cuenta en palabras, nosotros contamos lo mismo en imágenes o lo más difícil aún, en una sola imagen; tarea difícil.

-Uno de sus últimos trabajos ha sido cubrir el desafío independentista durante dos semanas en Cataluña, ¿como lo ha vivido?

-Han sido dos semanas intensas de imágenes desde el minuto uno, con mucha incertidumbre y tensión. Hay políticos en ambos lados del conflicto que usan como herramienta política el fomento del odio y la violencia entre los ciudadanos. No merecemos tenerlos como nuestros representantes. Se han olvidado de algo tan básico en democracia como es la palabra diálogo.

-¿Cuál es la foto suya que más le ha gustado?

-La superluna de Olvera, porque esa noche y en ese momento la luna sólo perteneció a Olvera y el mundo lo vio.

-¿Cuáles son sus fotógrafos favoritos?

-La lista es larga, pero me quedo con Josef Koudelka, histórico de la fotografía aún dando guerra. Contemporáneos no tengo, lo siento.