Silvia María Pérez González. Historiadora

"La mujer del XV diría que hoy se desaprovechan oportunidades"

  • De su tesis doctoral, 'Iglesia y sociedad en Sevilla en la Baja Edad Media', surgió un estudio sobre la mujer andaluza en aquella etapa, que recibió el Premio Ateneo en 2004. Directora del Departamento de Geografía, Historia y Filosofía de la Universidad Pablo de Olavide, es adicta al yoga, "imprescindible" para llevar adelante su vida profesional, "porque me da paciencia para investigar y me permite tener los pies en la tierra, que a los profesores de universidad a veces se nos sube el puesto a la cabeza".

-¿Qué  es lo que le enganchó de la etapa medieval?

-En la Universidad me dio clases Alfonso Franco Silva, de la Universidad de Cádiz, un profesor que me marcó bastante. A raíz de mi tesis, Iglesia y sociedad en Sevilla en la Baja Edad Media, hice un estudio sobre la mujer andaluza en aquella época. Descubrí que tenía un protagonismo que hoy se le sigue negando. Firmaban mucha documentación. La mujer participaba activamente en los engranajes de la vida social.

-Rompa tópicos.

-La vida de la mujer no era sólo hogar, marido e hijos. Hay grandes comerciantes que mueven toneladas de un producto de lujo en aquel momento como era el azúcar. Otro: la Iglesia no dominaba la vida de las personas. No todas las parejas estaban casadas. Muchas mujeres no querían casarse para poder conservar así esa individualidad jurídica.

-¿Y cómo era visto esto?

-Pues no recibían ningún tipo de crítica. Era permitido por la Iglesia, que no se metía en esas cuestiones, y por la sociedad. Se ve en documentos, protocolos notariales, en los que mujeres dan fe de que no están casadas, con el objetivo de mantener libertad de acción en los negocios. Esto ocurría en los grupos intermedios, no sucedía ni en grupos marginados, ni en la aristocracia.

-¿Qué pasaba con las casadas entonces?

-Veían limitada esa libertad. Una vez casadas pasaban a estar bajo la protección marital. Acto que hiciera, acto que necesitaba una licencia del marido. De hecho, hay documentos que he investigado en los que una vez casada, la mujer desaparece de los papeles.

-Entonces, así, se quiebran otros tópicos como la educación.

-Claro, hay contratos de educación, para enseñar a niñas a leer, escribir y a hacer cuentas llanas. Es intención de sus padres que estas niñas se manejen bien en el futuro. También se premia en los testamentos masculinos a la mujer que llegaba virgen al matrimonio, y si se premia es porque no todas llegaban. Y también algunos maridos permitían a sus mujeres que gestionaran el patrimonio familiar.

-¿Era diferente la situación femenina en Andalucía que en el resto de España?

-Andalucía tiene más parcelas de libertad que el Norte. Hasta las formas de religiosidad son más estrictas arriba.

-A las mujeres se las emparedaba.

-En el siglo XIII se las recluía en una habitación con dos ventanas, una para que siguiera los oficios y otra para comer. Pero en el XV, las emparedadas entraban y salían de la habitación. Digamos que las costumbres aquí eran más relajadas. El emparedamiento era una forma de alejarte de la sociedad, de encontrar la pureza, el camino correcto, mediante el sacrificio, lejos de lo terrenal.

-Vamos, que la época medieval no era tan oscura.

-No, ni decadente. Ni la religión controlaba tanto, ni la mujer era fuente de pecado. La gente no pensaba tanto esas cosas. Era la imagen teórica de filósofos como Santo Tomás.

-¿Qué tiene que aprender la sociedad femenina actual de la medieval?

-La lucha por romper barreras. En seis siglos no da tiempo a que la especie evolucione. Ahora la mujer sigue padeciendo malos tratos, pero hay muchas que son incapaces de escapar de esa cárcel teniendo ahora más medios. Todavía hay dependencia psicológica de los hombres. Tengo alumnas cuya intención es buscar un marido rico que las mantenga y se sigue criticando a la mujer que tiene muchas relaciones. Se ponen los mismos tabúes de antes a la mujer. Si hemos avanzado, no tiene sentido retroceder.

-Y la culpa es de...

-De la educación. Los hombres siguen siendo hombres desde el Neolítico, lo han tenido fácil siempre. En cambio, la mujer no y es que se han hecho reformas educativas en las que se hace más ignorante a la población.

-Si usted protagonizara La máquina del tiempo...

-Está claro, iría directamente al siglo XV para tratar de despejar lagunas.

-¿Por ejemplo?

-La vida de esas mujeres que no dejan huella en la documentación, una vez casadas.

-¿Que diría una mujer de entonces si visitara la sociedad femenina actual?

-Diría que qué pena que muchas mujeres desaprovechen las oportunidades que nuestro tiempo nos da.

-¿Ha estudiado a las mujeres de otros países?

-Ahora voy a hacer una estancia en Inglaterra para seguir investigando a través de la Red de Estudios de Género y del Centro Europeo de Estudio de la Mujer. Me permite establecer comparaciones y pasar de conclusiones locales, a las generales.

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