Albert Boadella Fundador de Els Joglars

"En este país te levantas y ya has incumplido diez leyes"

  • Dice Albert Boadella, fundador de Els Joglars, que dedica el 90% de su tiempo al teatro, pero no puede evitar ser conocido por sus gestos provocativos

–Es la primera vez que hablo con alguien que se ha fugado de la cárcel.

–Era muy joven, hace ya 35 años. No tuvo tanto mérito.

–Si vuelve a la trena, ¿activará otro plan de fuga?

–No hago nada digno de presidio, pero quién sabe... Corren tiempos extraños.

–¿Y dice que se sentía más libre entonces?

–Maticemos. Lo que yo he dicho es que en los últimos años de franquismo, si no te metías en cosas de política, y yo me metía, te dejaban tranquilo. Ahora se legisla compulsivamente. Hay  diecisiete parlamentos legislando. En este país, te levantas de la cama y ya has incumplido diez leyes.

–No será para tanto.

–Por supuestos bienes colectivos, se pone en riesgo continuamente la libertad individual.

–Le acusan de cambiarse de chaqueta, de dar volantazos a la derecha.

–Soy exactamente el mismo desde los 30 años, y no lo digo con orgullo. Yo no he cambiado, han cambiado ellos. Antiguos compañeros de viaje que se decían de izquierdas se comportan ahora como una secta.

–Le cito de nuevo: “Zapatero es el peor gobernantes desde Fernando VII”. ¿Qué hizo Fernando VII?

–(Ríe). Hombre, Fernando VII fue desastroso. Zapatero ha jugado con un asunto muy delicado como la cuestión territorial y ha dado pasos irreversibles.

–¿Qué es irreversible?

–Dar alas al nacionalismo catalán, sin ir más lejos, que tome sus decisiones hasta el punto de que amenaza con ignorar al Tribunal Constitucional.

–Siempre contra el poder y ahora trabaja para Esperanza Aguirre.

–No trabajo para ella, programo en los teatros de la Comunidad de Madrid. Soy un hombre de teatro. A veces a la gente se le olvida. Dedico el 90% de mi tiempo a ello.

–¿Y Esperanza Aguirre le permitiría programar Teledeum en sus teatros?

–Si viéramos  hoy Teledeum, observaríamos que es una obra de una completa inocencia, un divertimento sobre las cuestiones religiosas. Hoy no escandalizaría a nadie. El Gobierno es mucho más transgresor en materia de religión de lo que éramos nosotros.

–Vaya, que se siente muy libre en Madrid.

–Nadie me ha colocado ningún problema, pero eso es por una razón: el teatro actual es muy obediente, muy domesticado, no tiene nada que ver con lo que era en los 60 y los 70. Ningún montaje teatral trae problemas. Es una pena.

–¿Adiós definitivo a Cataluña? ¿No pisa la Rambla?

–No la piso para ahorrarme que me echen unos cuantos fascistas que me griten “fascista”. Tengo una casa en las afueras de Barcelona. Allí voy del jardín al parking del AVE y del parking del AVE al jardín.

–Triste.

–No, en absoluto, tenía que haberlo hecho antes. Como no soy un cretino, me arrepiento de cosas, y ésa es una de ellas. Perdí tiempo creativo, que no cívico, en mis últimos años en Cataluña.

–¿Qué es lo que pasa en Cataluña?

–Que se ha perdido el sentido común, simplemente.

–Y, además, prohíben los toros, con lo que es usted con los toros...

–Todo parte de lo mismo. Es una batalla contra el enemigo español y ellos saben dónde disparar.

–Los catalanes son gandules frustrados, ha dicho. Creía que los andaluces teníamos el copyright del topicazo.

–La diletancia andaluza es una lógica del sentido de la vida, no existe ningún trauma por esta actitud. Los catalanes disimulan su pereza, engañan, hacen como si fueran laboriosos.

–Hábleme bien de un catalán.

–Podría hablar bien de muchos, pero Dalí, sin duda, fue uno de los hombres más inteligentes del siglo XX. Divertido, inteligente, un auténtico genio.

–Cumple su máxima de fomentar los enemigos.

–No me fío de las personas que no tienen enemigos, siempre te acaban traicionando. No se puede estar a bien con todo el mundo.

–Ha escrito el libro Dios los cría... con Fernando Sánchez Dragó, pero yo no le hacía juntándose con él.

–Pues he descubierto a alguien crédulo que actúa de buena fe, es una buena persona.

–Da imagen de fanfarrón.

–Es exhibicionista, que es diferente. Créame, es una buena persona.

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