Entrevistas

"Nuestra querida España es una madrastra con sus hijos"

-Dijo usted: "Tocar es como torear". No es el momento, en mi opinión.

-¿Por lo de torear? Ya, ya. Los catalanes siempre van al revés.

-No lo pillo, ¿qué tiene que ver tocar y torear?

-Pues tocando está el pase de manoletinas, la verónica y el rejón de muerte...

-¿Que es...?

-Zapatero.

-No le preguntaba por la política.

-Yo toco el piano con la derecha, con la izquierda y con el centro. Soy el político perfecto.

-Pues hablemos de política. ¿Cuál es el problema?

-Nuestra querida España es una madrastra con sus hijos. La película se repite: valores impresionantes a los que nadie hace caso en España se tienen que ir fuera, donde se les reconoce.

-¿Es su caso?

-El mío y el de unos cuantos más. Mire el caso de Manuel Alejandro, uno de los más grandes de nuestra música. Se tendrá que morir para que lo reconozcan.

-¿Eso tiene que ver con la política?

-Naturalmente.

-¿Por qué? ¿Hay listas negras?

-Más listas negras que nunca. Con el PSOE es el o conmigo o sin mí. Ni hace cuarenta años, y yo ya llevo cincuenta, sucedía tanto.

-¿Y usted no traga?

-Soy un artista, tengo alma anárquica. No me va estar en el pesebre, no me va hacer pasillos a ver qué cae. Soy de los que digo las cosas como son. Si hay levante, hay levante; y si hay poniente, pues eso.

-Vive desde hace mucho tiempo en Marbella. ¿Cómo encajó la operación Malaya?

-Ya veremos qué sale y quién entra. En este país somos mucho de tocar las palmas antes de que empiece el concierto.

-Pero no me dirá que Roca era un tipo de fiar.

-¡Roca! No me hable. Me echaron del conservatorio que lleva mi nombre porque suspendí a su hija. Todo era por órdenes, todo en torno al dinero. ¡Qué asco este mundo donde sólo manda la materia, la pela! Tendríamos que ser como los fenicios, pagarlo todo en especie.

-¿Y Jesús Gil?

-Jesús Gil era un tío de puta madre, hizo mucho por Marbella, pero tenía una guardia pretoriana que no valía un duro.

-Era usted buen amigo de Don Juan de Borbón...

-Sí, recuerdo cuando gobernaba Felipe González que él decía que en España sólo había dos felipes, Felipe de Borbón y Felipe Campuzano.

-¿Qué más recuerda de él?

-Nuestras partidas de parchís. Jugábamos de pareja. Gran jugador de parchís.

-¿Habló con usted de por qué no pudo ser rey?

-Todo el mundo lo sabe. Él ha llorado a mi lado. Tuvo que abdicar por cojones. Es una pena. Era un rey del pueblo. Tuvo que ver la coronación de su hijo en un bar de Estoril. ¿Se le ocurre algo más ruin?

-Bueno, intentemos charlar de música.

-Por supuesto. No hay mayor ciego en este mundo que un sordo. El universo se mueve por vibraciones. La música de Wagner volvió loco a Luis de Baviera. Es el poder de la música.

-¿Y su música a quién vuelve loco?

-Pues figúrese que ahora cumplo 50 años en esto. Quiero reeditar toda mi obra para que la gente joven sepa de nuevo quién era Felipe Campuzano. El intérprete se va, pero el compositor queda y yo he compuesto miles de canciones y decenas de éxitos.

-Cobrará una pasta de la SGAE.

-¡Qué va! Me pagan lo que les da la gana. ¿Quién controla eso?

-Usted presume de andaluz, pero aborrece el tópico andaluz.

-Claro, porque no puede ser que la gente piense que aquí nos lo tomamos todo a chufla y todo ese rollo. No se puede vivir del chiste, ese no es el sentimiento andaluz.

-¿Qué música estaba escuchando antes de empezar esta conversación?

-Últimamente casi todo el rato escucho mi música, pero es porque estoy trabajando en esa antología.

-¿No escucha música de ahora?

-La mayor parte de la música de ahora es el sonido de la tribu. No pasa nada, ya se olvidará y sólo quedará aquello que transmite emoción.

-¿Qué le ha marcado a usted, a su música?

-En cada década te marca algo, pero yo soy de Cádiz y allí existe una cultura del pueblo, que tiene el valor de ser espontánea. Eso.

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