Entrevistas

"Nunca he querido ser un artista de pesebre o domesticado"

"Nunca he querido ser un artista de pesebre o domesticado"

"Nunca he querido ser un artista de pesebre o domesticado"

-¿Cómo acaba un arquitecto salido de la prestigiosa Universidad de Navarra dedicado a la pintura?

-Antes de estudiar la carrera de arquitectura ya vivía de la pintura. Empecé a exponer con 12 años en Albox y a partir de los 17 tuve la primera exposición importante en la sala de Unicaja en Almería. A los 19 me di de alta como autónomo porque ya vivía de la pintura exponiendo por muchos sitios de España en galerías privadas y vendiendo mi obra, hasta la fecha. Me decidí por arquitectura porque la carrera de Bellas Artes era y sigue siendo un cajón de sastre, donde realmente no te enseñan gran cosa. Mal está que yo lo diga, pero ya tenía una trayectoria como pintor en la que dicha carrera no iba a aportarme nada.

-¿Por qué Beethoven y Goya como fuentes de inspiración?

-Dentro de mis influencias y referentes quizá sean los principales. Goya porque fue el primer artista que me sacudió y conmovió. Mi relación con la pintura arranca con él porque empecé dibujando de la mano de mi abuelo materno copiando las láminas de Freixas. Llega un momento, a mis 11 años, en que me regalan una colección de Sarpe con los genios de la pintura española y el primer número era Goya. Decido empezar a pintar al óleo y copiar todas las reproducciones del libro. Después descubro a Velázquez, Rubens, Rembrandt... Beethoven lo descubro al comienzo de mis estudios universitarios al escuchar su obra sistemáticamente, toda su música de cámara, sonatas para piano, misas, óperas... Me llega de tal manera que empiezo a pintar la serie Beethoven, que es con la que se inauguró la primera fase del Museo Ibáñez y hoy ocupa la sala 16.

-Quizá su vertiente de escultor sea menos conocida, ¿bajo qué corriente se encasillaría?

-Igual que la pintura, dentro del realismo. En la escultura soy un realista puro, mientras que en la pintura practico un realismo que tiende al expresionismo porque una parte de mi obra tiene un talante crítico. En escultura, en cambio, me mantengo en los márgenes del realismo puro, más cerca del grupo de Antonio López, los realistas madrileños.

-El siglo XX, con sus vanguardias, puso en entredicho la pintura realista y figurativa que reivindica...

-Quitando la abstracción, la práctica totalidad de las vanguardias permanecieron adscritas a la figuración. El realismo, dentro de la figuración, ha seguido siempre practicándose, aun cuando no tenía el reconocimiento oficial. La fotografía influyó, en un principio, en la decadencia del arte realista, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que el estilo o el lenguaje son lo de menos; lo importante es la comunicación poética, la emoción que la obra es capaz de transmitir, y en eso el realismo es tan válido como cualquier otro lenguaje. Hay un realismo netamente contemporáneo, de esta época, comprometido con este mundo actual y con enorme poder de sugerencia. Lo bueno es siempre moderno.

-Junto a Antonio López, imparte el único curso que el genio manchego realiza en Andalucía, en Olula del Río, ¿cómo surgió la idea?

-Primero surge mi amistad con Antonio haciendo la exposición de realismo español La Gallina Ciega. Llevé la voz cantante y parte del comisariado. A raíz de eso conozco a Antonio y establecemos una gran amistad. Años después, tras respetarnos mucho, como sabía que hacía cursos por varios sitios de España y me pidió que lo acompañase al de Albacete, surge la idea de hacer uno del mismo tipo en el museo de Olula. Aceptó encantado y este año va a ser ya la VI edición. Muchos de los que hacía se han ido cayendo de su agenda y actualmente solo imparte tres en toda España: Pamplona, Albacete y Olula del Río.

-En su faceta de articulista expone sus ideas sin ambages, ¿le ha supuesto algún quebradero de cabeza?

-No sólo por los artículos. Hay una parte de mi obra como pintor que tiene una parte crítica sin medias tintas y eso supone daños colaterales, pero alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que poner el dedo en la llaga de muchas llagas que hay. Hay gente que se siente molesta, también instituciones o cargos políticos a los que no les gusta escuchar ciertas cosas, pero considero que el artista contemporáneo tiene la obligación ética de posicionarse sobre ciertas cosas y ciertos temas. Siempre he tenido claro que nunca he querido ser un artista domesticado o de pesebre, he vivido siempre de mi trabajo, no le debo nada a ninguna institución porque nunca he recibido como artista independiente una subvención pública, he vivido y vivo de la venta de mi obra. Son ya bastantes años con el Grupo Joly en Diario de Almería y para mí es un honor, un privilegio y una satisfacción. Hay semanas en las que a uno se le agotan las ideas, pero siempre acaba surgiendo algo.

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