Amanda Figueras, Periodista

"Mis valores son occidentales"

Amanda Figueras

Amanda Figueras / LAILA SERROUKH

-Usted decide abrazar la fe del Islam. ¿Cómo reaccionó su familia?

-La primera reacción fue de miedo y es una respuesta lógica a raíz de lo que conocemos sobre esta religión. Hay mucha desinformación, muchos prejuicios...

-¿Y cómo lo vivió usted?

-Para mí fue un paso natural. Antes de hablar con mi familia ya llevaba varios meses con mi fe. Con el tiempo lo vas sintiendo con naturalidad. Yo sigo siendo una persona feliz y normal. En realidad, no fue un cambio de fe. Yo no estaba bautizada, no soy una conversa. No tenía ese sentimiento de Dios que tienen los creyentes.

-¿Y cómo se encuentra espiritualmente?

-El Islam me da sosiego, guía, paz, seguridad. Como sucede con tantos cristianos con su fe. Yo como periodista empecé a investigar sobre esta religión y finalmente encontré respuestas no sólo profesionales sino también personales. Pueden comprenderme más los creyentes de cualquier religión. Para mí hace unos años era impensable creer en Dios.

-¿En qué momento concreto entendió que su vida había cambiado?

-Fue un proceso de años. Yo empecé a leer sobre el Islam porque debía tener los conocimientos mínimos para mi trabajo. Poco a poco me di cuenta de que encajaba. Fue un conjunto de cosas. Yo creía que no creía en Dios, pero cada noche daba gracias a la vida, ponía en otras manos mis miedos.

-Mujer y musulmana.

-Me enfrento a discriminaciones por los dos aspectos. Al llevar el velo por ser visiblemente musulmana sufro mayor discriminación. Hay mucho trabajo por hacer. Por eso pensé que escribir un libro sobre mi experiencia es importante. Es una visión necesaria porque somos los musulmanes los que debemos tomar la palabra sobre todos los asuntos que nos afectan.

-Usted sufre desigualdad en España. Pero también la hay en Irán, en Arabia.

-En gobiernos autoritarios, teocráticos, las mujeres son objeto de desigualdad, pero también nos movemos por tópicos. En Arabia vi una realidad que desde aquí no se ve: allí hay injusticias, pero también hay mujeres saudíes que son empresarias, formadas, que viajan. Hay cosas que mejorar en todas partes, pero lo importante es no centrarse tanto en otros países y mirarnos a nosotros mismos. Si se quiere ayudar a las musulmanas, lo mejor es empezar por nuestro entorno. En España nos agreden, nos discriminan, nos echan del trabajo. Cuando las mujeres hablamos de islamofobia no se nos hace caso.

-¿Diría que las musulmanas no están integradas en España?

-Yo soy musulmana y mis valores son occidentales. Las mujeres musulmanas están integradas pese a todos los problemas. También están presentes los tópicos que nos relacionan con el papel de sumisas, que no tenemos control sobre nuestro dinero ni sobre nuestra sexualidad. De esta manera también están poniendo a los hombres musulmanes como bárbaros y sería injusto. Personalmente me duele por mi marido y mi familia política. El machismo es una enfermedad universal, no de una religión.

-¿En España nos guiamos por prejuicios ancestrales?

-Aquí construimos la identidad española en oposición al moro. Son cosas de las que debemos trabajar para eliminar tópicos. En el resto de Europa el rechazo a los musulmanes es mayor donde las comunidades son pequeñas, como en los países del Este. Cuanto más se nos conoce, menos se recela. En España relacionamos Islam con inmigración, pero somos dos millones de musulmanes y el 42% son españoles de cuna.

-El recelo viene sobre todo por los grupos terroristas.

-Es comprensible que haya mucho recelo, pero no debemos creernos el discurso de los terroristas. Ellos instrumentalizan el terrorismo a través de la religión, pero no es justo relacionar una creencia con un atentado. La sociedad europea tiene que contar con herramientas para ser capaz de separar terrorismo de musulmanes.

-¿La fe musulmana sería un obstáculo para la calidad de la democracia?

-Las personas que plantean la incompatibilidad del Islam con la democracia, o simplemente la tolerancia, no entiende qué es el Islam. No se nos debería dar voz sólo para hablar de terrorismo o del velo, sino que deberían escucharnos en muchos otros asuntos.

-¿Qué le parece las legislaciones sobre el velo?

-El problema es que se legisla sobre asuntos que realmente no son urgentes. Es igual de malo prohibir el velo como obligar a llevarlo. Al final, las mujeres son una cabeza de turco, una diana de otros intereses. Se nos considera como objetos y no como sujetos. No se nos da la voz y se nos infantiliza con la excusa de liberarnos del velo.

-¿Ha sufrido agresiones en España por llevar velo?

-Afortunadamente no, pero en España hay ataques a mujeres musulmanas por este motivo. La islamofobia es preocupante y por llevar velo me cuesta más entrar en el mercado laboral.

-¿La han despedido por ser musulmana?

-Dejé El Mundo en un ERE y me fui a Egipto por motivos personales. Al regresar sólo he hecho voz en off, traducciones. El libro es una oportunidad, para tender puentes y derribar muros.

-¿Cómo es la vida de un musulmán en un país de mayoría cristiana?

-Con normalidad. Las fiestas religiosas las vivía antes como un valor cultural y ahora lo siento desde otra perspectiva. Los valores de ambas religiones son comunes. Creemos en todos los profetas anteriores y creemos en Jesús. El Islam viene a completar los mensajes anteriores. Muhammad es el último de los profetas. En el Corán se habla de María...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios