España

La deuda histórica en trajes

EN condiciones normales, la sesión de control al Gobierno de ayer hubiera estado marcada por la resaca presupuestaria y por el regreso de dos clásicos parlamentarios: el cara a cara entre Zapatero y Rajoy y el sainete político entre Fernández de la Vega y Sáenz de Santamaría. Sin embargo, el protagonismo recayó en el vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, por una notable intervención ante la enésima arremetida del PP con asuntos más propios del Parlamento andaluz, y el ex ministro de Hacienda y actual portavoz económico popular, Cristóbal Montoro, que intentó tomar la palabra por alusiones con escaso éxito y algo de bochorno.

Como estaba previsto en el guión de este nuevo curso político, Zapatero y Rajoy volvieron a lo suyo, a una pelea sin cuartel. A pesar de la que tiene encima, el líder del PP calificó los Presupuestos de 2009 como "la mayor chapuza de la historia presupuestaria española" y, posteriormente, le preguntó a Zapatero a quemarropa lo siguiente: "¿Usted cree que puede convencernos de que los Presupuestos de 2010 no son papel mojado y que pueden dar un mínimo de confianza a la economía española".

Cuando las palmas de la bancada popular dejaron de echar chispas, el presidente del Gobierno repitió el archisabido argumentario socialista de que, en primer lugar, servirán para "combatir la crisis económica y caminar hacia la recuperación económica con más productividad"; en segundo, para "garantizar la cohesión y la protección social, especialmente en una etapa de crisis", y, en tercero, para "hacer un esfuerzo por volver en un tiempo razonable a la senda de la consolidación fiscal para respetar el Pacto de Estabilidad".

Rajoy volvió a la carga desde el primer minuto: "Sus Presupuestos son increíbles". Y se explicó: "Es decir no se pueden creer, y son antisociales. Las previsiones macroeconómicas, al igual que ocurre con las de este año, son absolutamente falsas y no se van a cumplir".

Tras esgrimir alguna que otra cifra -en concreto, la subida del gasto un 17% con respecto a las cuentas iniciales de 2009-, el presidente del PP vaticinó que Zapatero "va a poner a España en una situación imposible".

Después del duelo en la cumbre, la vicepresidenta primera y la portavoz popular se volvieron a ver las caras tras la oclusión intestinal de la primera. El sainete parlamentario que protagonizan estas dos diputadas desde el arranque de esta legislatura fue en esta ocasión más denso y menos original, si cabe. Desde el punto de vista parlamentario son cada vez más prescindibles: ya no dan ni titulares.

Chaves, sin embargo, cada día que pasa gana más entero gracias al empeño de Arenas de convertir el Congreso de los Diputados en una sucursal del Parlamento de Andalucía. En esta ocasión, dicho sea con todo el respeto, el vicepresidente tercero le dio un auténtico revolcón a la diputada onubense del PP, Fátima Báñez, que optó por un tono faltón, que no está a la altura de su prestigio político, para preguntarle sobre el pago de la deuda histórica.

Su preámbulo replicándole a una vicepresidenta primera que ya se marchaba del hemiciclo lo dice todo: "Señora De la Vega, no se nos vaya. Lo que todos los españoles (¿?) tienen muy clarito es que el fiscal general del Estado es el protector del señor Chaves y del Partido Socialista". Después, le formuló la siguiente pregunta: "¿Van a liquidar en metálico la deuda histórica en los Presupuestos de 2010?"

Chaves dijo que el Gobierno cumpliría la ley y le pidió a Báñez que preguntara a Arenas y a Rajoy sobre la deuda histórica. Y la diputada onubense le replicó con una retahíla de descalificaciones del siete: "Todo el mundo le conoce como el presidente del paro y del empobrecimiento de Andalucía, y hoy también le vamos a conocer como el presidente (vicepresidente) de la traición".

Entonces, el ex presidente de la Junta templó: "El Gobierno socialista será el que liquide definitivamente la deuda histórica, desde el primer momento, de cabo a rabo". Y remató la faena: "Y eso sí, debe quedarle claro, señora Báñez, que nunca vamos a pagar en trajes".

Previamente a esta pregunta, Montoro se sintió aludido por una referencia de De la Vega y buscó tomar la palabra. Con el reglamento en la mano, Bono se la negó y el jiennense se desahogó a base de canutazos informativos en los pasillos.

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