El engrasador del Alakrana Gaizka Iturbe ha identificado a los dos presuntos piratas somalíes Abdu Willy y Raageggesey Adji Haman, como parte del grupo de unos 15 captores que apresó al atunero vasco durante 47 días, que "me han destrozado mi vida" porque durante todo el secuestro "vi pasar la muerte delante".

Iturbe ha sido el primero de los 16 marineros vascos y gallegos del Alakrana que ha testificado en el juicio a los dos piratas apresados nada más producirse el secuestro, el 2 de octubre de 2009, que ha comenzado en la Audiencia Nacional con la prueba testifical anticipada -lo habitual es que declaren primero los acusados- ante la dificultad de ajustar las fechas a los periodos de faena. El próximo jueves está previsto que declaren los acusados para los que el fiscal Jesús Alonso pide 220 años de prisión para cada uno por 36 delitos de detención ilegal -uno por cada uno de los marineros secuestrados- y uno de robo con violencia e intimidación y uso de armas.

Iturbe, que ha declarado ante el tribunal con ambos acusados sentados detrás de él, ha precisado que Abdu Willy, que "luego supimos que tenía un hermano entre los otros piratas", era el que daba órdenes al otro acusado, al que ha señalado como el pirata que le propinó un "culatazo" el primer día de secuestro. Emocionado y "muy nervioso", ha hecho un relato pormenorizado de todo lo que sucedió desde que los piratas abordaron el Alakrana, al que los tripulantes acabaron llamando "el barco de la desesperación". "A raíz de esto no estoy bien. Ha destrozado a mi familia, a mí, a mi mujer, a mi hija". "Pero las alubias hay que traerlas de dónde haya. Hay que volver allí, porque no hay mas" y por eso ha tenido que pedir el alta médica "sí o sí", ha lamentado el marinero.

Durante el secuestro, fueron habituales las "amenazas", los "disparos" que les impedían dormir por las noches, los "empujones, "culatazos", gestos de degollamiento y de decirles "spanish" y "poner la mano en la sien y decir que nos iban a matar". "Nos amenazaban y nos decían que nos iban a llevar al poblado de tres en tres para que nos lincharan e hicieran con nosotros lo que quisieran", ha explicado Iturbe, que durante todo el secuestro estuvo aquejado de un cólico nefrítico. Con la voz entrecortada y entre lágrimas ha recordado como un día "el pirata que nos estaba vigilando, mientras hablaba con otro, cargó el arma, le quitó el seguro y no nos mató porque el otro le puso la mano encima. Estaba histérico. Fue la primera vez que vi pasar la muerte delante".

Otro episodio en el que volvió a temer por su vida fue el ocurrido tras 37 o 38 días de secuestro cuando "un señor con un bazoca o un lanzagranadas cargó el arma y nos disparó por encima de nuestras cabezas, cuando terminó subió otro y con una ametralladora de trípode volvió a hacer lo mismo". "Había compañeros que lloraban y otros estábamos en blanco. Cuando terminó, ellos se reían y uno de los jefes señaló a tres con el dedo. Los sacaron de proa y, media hora más tarde, nos dijo que íbamos a llamar para despedirnos de nuestras familias porque si el gobierno no cumplía con sus exigencias nos iban a matar de tres en tres", ha continuado recordando este marinero.

Durante todo el secuestro, los piratas, algunos de los cuales llevaban "fotos de Ben Laden en el móvil", "tomaban alcohol y una hierba estimulante a diario", "paseaban por los pasillos armando y desarmando las armas para que no durmiéramos. Entraban en los camarotes y se oían tiros. No dormíamos porque en cualquier momento nos podían pegar un tiro". Iturbe tampoco ha podido evitar emocionarse al recordar al buque Ariana, que estuvo apresado por piratas durante 7 meses, y que se acercó al Alakrana para obtener combustible, en él viajaban un bebé que "murió de hambre" y "una niña de 14 años que fue violada".

Aunque en el juicio no se verá si se pagó un rescate a cambio de la liberación del buque, ya que eso se investigó en otra causa, a preguntas del abogado de los dos piratas, Andreas Chalaris, el marinero ha confirmado que vio pasar una avioneta que tiraba un cilindro con un paracaídas, pero dijo desconocer lo que era. El día de la liberación, el 17 de noviembre de 2009, llegaron a ver irse "al último pirata, siempre apuntándonos", y cuando vieron a "paisanos" llegar en lanchas "tratamos de abrazarles", por lo que tuvieron que pedirles que les dejaran actuar.