"Hay algo especial en ellos", reconoció el técnico croata Slaven Bilic. En tres de sus cuatro partidos de la Eurocopa, la selección turca dio la vuelta al resultado en el último suspiro y jugará las semifinales del certamen continental por primera vez en la historia, el miércoles en Basilea, ante Alemania.

"No es ningún milagro, sino el resultado del trabajo duro que venimos haciendo en los dos últimos años y de la filosofía de nuestro entrenador. Nunca nos damos por vencidos y luchamos hasta el silbato final del árbitro", señaló Hamit Altintop tras la "gesta de Viena", ante Croacia.

Tras su derrota ante Portugal en el debut, Turquía amargó a los anfitriones suizos -y los eliminó- con un 2-1 en la segunda jornada, fruto de una remontada que Arda Turan coronó con un golazo en el descuento.

Cuatro días después, y cuando Chequia con un 2-0 a favor parecía tener el partido y la clasificación a cuartos en sus manos, una ráfaga turca, derivó en un 3-2 que cambió nombre del dueño del pasaporte.

Especialista en devastar contrarios en las agonías, la noche del viernes no fue la excepción: Turquía casi no llego a la portaría croata en los 90 minutos, se acercó algo en la primera mitad de la prórroga y recibió un mazazo -un cabezazo- de Ivan Klasnic faltando un minuto, que se interpretó como terminal. Sin embargo, en los últimos segundos, en la bola del final, Semih Senturk sacó un balazo de la nada que se coló en el ángulo del arco croata y forzó los penales. Allí, otra vez, los futbolistas turcos mostraron que tienen los nervios bien templados y una notable autoestima.

¿Es sólo una cuestión de suerte? "La suerte es algo que forma parte del fútbol, pero nuestras fortalezas son las emociones y la pasión, a las que le damos mucho espacio sobre el campo de juego. En el plantel reina un gran ambiente: nos respetamos y somos abiertos y honestos unos con otros", apunta Hamit Altintop, jugador del Bayern Múnich, que el miércoles tendrá como rivales a varios de sus compañeros en el club bávaro.