Decía el pasodoble que el toro debía permitir a Francisco Alegre adornar sus rizos negros con la montera. La Feria, con los festejos taurinos incluidos, es la ocasión perfecta para lucir complementos que hagan que nuestro peinado desafíe a los tocados más funcionales.

El mítico carey de las peinetas de teja alta quedó condenado al ostracismo de los cultos más exquisitos y ha dado lugar a peinillas de materiales más plásticos y diseños que alternan perfectamente tradición y modernidad.

Claveles, rosas y el omnipresente jazmín se desdoblaron con tallos de tela para coronar los recogidos de las mujeres que deciden vestirse de largo para la Feria.

Y como en Málaga todo en estos días se convierte en tradición, es de recibo incluir en el listado de complementos capilares las madroñeras. El típico traje malagueño se ve rematado por esta redecilla en ocasiones combinada con un catite de bandolero rondeño.

Por supuesto, no hay que olvidar el típico sombrero cordobés que con los años se ha convertido en apátrida para estilizar la figura sin distinguir el origen del usuario en cuestión.