Pasear por las calles del centro no resultaba tan complicado ayer como en días anteriores. Aquello de hasta que el cuerpo aguante parece haber pasado factura a los malagueños y visitantes que en el penúltimo día de Feria dejaron muchos huecos en la calle Larios y en la Plaza de la Constitución.
Sin una excesiva afluencia de público, el ambiente desde por la mañana era muy familiar y sonaba a pasodoble. Desde el mediodía no faltaron las bandas musicales que convirtieron cada rincón del centro en una improvisada pista de baile para muchas parejas que se animaban a marcarse unos pasos al oír los acordes de canciones como Francisco alegre o el mítico Paquito el chocolatero.
Los verdiales también tuvieron un papel protagonista de la mano de las pandas como Aires del Torcal, de estilo Almogía y Los Romanes, de estilo Comares, que recorrían las calles de centro consiguiendo atraer todas las miradas de los allí presentes y arrancando los aplausos de todo aquel que se para a escuchar.
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