Iberoamericano

Cine y literatura, ese vínculo indisoluble

  • Las letras, muy presentes en el festival a través de una sección específica entre 1977 y 1992, la proyección de cintas adaptadas y la asistencia de escritores de primer nivel

La íntima relación entre el cine y la literatura -retroalimentación milagrosa llamada a ser eterna- se basa en las letras hechas cine a partir de la adaptación fílmica de obras literarias o bien en lo contrario: a veces el éxito de una cinta deriva en la edición literaria de la historia en la que se centra o del guión de la misma.

En un principio, la literatura provocó que el cine cambiara su manera de construir las historias: Griffith tomó de Charles Dickens la estructura con la que crear una película, si bien a partir de los años 40 y 50 brillaron escritores que nunca podrían haberlo sido sin haber visto películas, como es el caso de William Faulkner.

Así lo recuerda la historiadora del arte y experta en Museología Bárbara Yáñez, quien asegura que el vínculo entre el cine y la literatura es clarísimo en el caso de Iberoamérica. No en vano, una de las primeras películas que se hizo en el cine iberoamericano, Amalia, fue una adaptación de la novela de Federico Gamboa.

En este contexto, la relación entre el cine y la literatura en el Festival de Cine Iberoamericano es "mucho más fuerte" de lo que a simple vista parece. Esta simbiosis no solo protagonizó una sección de la muestra entre 1977 y 1992, sino que atrajo a numerosos intelectuales y personas del mundo de la literatura, realzando la imagen de la calidad cultural de la muestra a nivel internacional (acudieron, por ejemplo, los premios Nobel Camilo José Cela, José Saramago y Mario Vargas Llosa) y, además, "hay una gran cantidad de películas adaptadas o tomadas de obras literarias, no solamente de novelas, sino de teatro e incluso de poesía", que durante estos años han dejado huella en la muestra. Es el caso de El lado oscuro del corazón, cuyo discurso se construye a partir de poema, tal y como recuerda Yañez.

La joven onubense publicará próximamente su trabajo de investigación sobre la sección Cine y Literatura del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, dentro de la colección Cuadernos de Comunicación Colección Periodismo e Investigación que patrocina la Asociación de la Prensa de Huelva y Cepsa, con la colaboración de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

Según explica en su tesis, la sección de Cine y Literatura tenía periodicidad bianual y lució con más fuerza entre los años 80 y 90. En 1999, además, hubo un apartado dedicado a la relación entre el cine y la literatura chilena, si bien Yáñez no lo incluye propiamente en la sección. En esta sección el público pudo ver el trabajo de realizadores como Alfredo Rates, Sergio Caiozzi, Antonio Skármeta, Roman Polanski, Billie August, Michael Radford y Betty Kaplan. El denominador común no era otro que los propios planteamientos argumentales de los filmes, programados al buscarse películas basadas en obras literarias de escritores chilenos .

Ya en 1995 hubo un recordatorio a la Generación del 27, "muy ligado al hecho de que en 1976 viniera Luis Buñuel a Huelva, porque al fin y al cabo fue un personaje que estuvo al hilo de toda esa generación, aunque después se afincó en México". En 1995, tal y como ha acreditado Yáñez, asistieron personalidades del mundo de la cultura como el poeta Fernando Quiñones, el escritor José Infantes e incluso una actriz del teatro la Barraca -fundado por el poeta Federico García Lorca- Carmen Laizgorti.

Poco a poco, esta sección se fue haciendo importante en el festival, y contribuyó a la presencia de relevantes figuras de la intelectualidad iberoamericana del momento. La sección "tuvo mucho de reivindicativo", al poner en primera fila a "todo esos artistas y literatos que quedaron un poco olvidados en la época, algo que tuvo mucho que ver con el periodo histórico del festival, que nació en 1975, periodo de transición política a la democracia".

La sección, a la par que reivindicativa, nació al calor de la literatura iberoamericana, que brotó en los 60 con Cortázar o Borges, cuando se fueron a París y fraguaron todo un boom. Ya en los 70 y 80 este movimiento se consolidó como una propuesta literaria de interés. "Al festival le interesaba promocionar esa literatura en el entorno español. Además España tuvo bastante que ver en la misma, sobre todo la zona de Barcelona, que era donde estaban los principales editores de todos estos escritores iberoamericanos", explica la joven.

Muchos críticos literarios y personas en el entorno de los escritores iberoamericanos pasaron por el festival. Escritores como José Donoso, Guillermo Cabrera Infante, Alfredo Bryce Echenique o Manuel Puig. Además, entre las secciones de Cine y Literatura monográficas destacan las dedicadas a escritores como Gabriel García Márquez en 1988, y a Julio Cortázar el mismo año de su muerte, 1984. En ellas, tal y como indica Yáñez, se proponía un repaso por películas basadas en sus escritos y también se invitaba a una mesa redonda a personas vinculadas a la vida del escritor.

En 1978 se celebró un encuentro con Fernando Arrabal, en 1982 se rindió un homenaje a Lorca y el festival, además, invitó en otras ediciones a escritores como Antonio Gala, Juan Carlos Onetti, Manuel Caballero Bonald, Vicente Molina Foix, Luis Sepúlveda o Juan Cobos Wilkins, entre otros muchos, en calidad de jurado del certamen.

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